Niño, deja de joder con la pelota
Yo nunca fui fan de Serrat. A mi papá le parecía un señor muy comunista, y salvo por un par de canciones ineludibles, no está en mi disco duro. Pero si al Feli, hombre cool y sensible lo vuelve loco, me dije, ha de ser por algo. Y fui a ver a Serrat. Lagos y Gordi en el Court Central y todo. Pero a Serrat. Ahora veo que me lo estuve perdiendo por mucho rato. Aunque algo me dice que la mayoría de sus canciones me habría dejado absolutamente indiferente pocos años atrás, y que sólo tienen real sentido hoy, que soy la Señora de y la Mama de. Especialmente esto último. Esta canción nos hizo llorar el Viernes con el Feli. Llorar en serio. De emoción, de amor, DE PANICO!. Fue heavy. Pero lindo. Un momento para no olvidar. Para la Magda y Pedro. Error, César Antonio, nunca debiste usar ese nombre para tu horroroso programa. No importa. La canción es más grande que la vida. Incorruptible. Se llama Esos Locos Bajitos.
A menudo los hijos se nos parecen,
así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar.
Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.
Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.
Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.
BOOOOMMMM!!!!! La vida, según Serrat.
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