Tuesday, June 13, 2006

Haunted

Como alma en pena para que recen por ella, una melodía puede perseguirte por años para que la consigas. En cuarto de universidad, una tarde después de almuerzo, mi amigo el Cuico puso un disco. Era un concierto de violín de Tchaikovsky y yo rayé instantáneamente con el primer movimiento. Y eso que el violín no era para nada de mi gusto. Nunca más volví a escucharlo ni encontré un CD, ni siquiera un maldito Naxos, en que viniera. Tampoco recordaba su nombre. Pero la melodía seguía en mi cabeza y me moría por volver a oírla. Hasta que un día, vagando por Providencia lo encontré. Mi momento preferido es ese en que de pronto toda la orquesta se une al violín y la melodía se vuelve un bombazo que hace saltar lágrimas de los ojos. Es el Concierto para Violín en Re Mayor Op. 35. Y para que nadie se escandalice, ese bombazo se llama Tutti.

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