Apuntes Autistas

Yo creo que cuando uno lee un libro, hay dos perspectivas desde las cuales analizarlo. Una, que es al final, como resultado overall y otra que es durante la lectura. Yo disfruto a Fuguet en la segunda. Como escribe en inglés traducido (y no en castellano) y mi cabeza pensó en inglés desde chica, me aburren las oraciones interminables y en cambio no me molesta su forma de escribir ni sus puntos seguidos y sus frases cortas. Menos cuando esas frases cortas son poderosas síntesis de imágenes y emociones.
Quizás por deformación y contagio profesional, o incluso tal vez por ADN, la síntesis es algo así como como mi Santo Grial. Mientras menos palabras necesite para decir algo contundente, mejor hecho está el trabajo. Luego eso se traspasa a todo lo demás. Probablemente por eso leo a los que leo y escucho a los que escucho. Probablemente por eso ahora sí entiendo por qué el universo aclama a Dylan.
Es cierto que a ratos Fuguet podría pasar por pedante, hablando de tanto viaje, y que uno se ahoga entre tanto dato y opinión antojadiza, pero también es verdad que el prólogo funciona como la foto del señor de las cajetillas de cigarros, que como ahora no fumo, no sé como se llama. Gringamente, Fuguet advierte sobre el contenido de lo que hay delante y yo asumo las consecuencias.
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