Sleepless in Miami
Es muy tarde. Tarde de verdad. Estoy en Miami, dos horas por delante de Satiago. Toda mi gente duerme. Yo no debiera bloggear y por eso lo hago. Tengo vino en la sangre y estoy sola en esta habitación, en el piso 14, mirando la bahia iluminada. Hay un viento tibio. No tengo mucha inspiración, porque tengo el cerebro reventado. Media hora es todo lo que tuve de tiempo libre y no mejorará. Esto sí que es ocupar las neuronas y nadar en aguas profundas. El amor propio llega a sufrir. Y a propósito de amor propio, caí en cuenta que pasó un año desde que comencé con mi blog. Y que como igual que Piglet, adoro las festividades este seudo hijo, que eso es al fin y al cabo, merece su pastel de cumpleaños.
Escribir estuvo siempre. Por muchos años todas esas ideas que me daban vuelta en la cabeza salieron en mis diarios. Pero un día pensé que ya había sido bastante y que ya no tenía sentido escribir, porque las cosas que me animaban a hacerlo habían cambiado o desaparecido.
C.P. Estés dice que la creatividad puede tomar miles de formas y que cambia instante a instante, pero la define y creo que muy bien, como la capacidad de reaccionar a todo lo que nos rodea, de elegir entre los cientos de posibilidades de pensamiento, sentimiento, acción y reacción que surgen en nuestro interior y reunirlo todo en una singular respuesta, expresión o mensaje que posee impulso, pasión y significado. Crear viene del latín creare, producir vida donde antes no había nada. A mi lo que me gusta es relacionar cosas y mirarlas desde puntos de vista que otros no han considerado. Y eso para mi es crear y me gusta hacerlo y siempre me gustó y extrañé hacerlo. Fue quizás cuando me encontré con que estaba creciendo y envejeciendo sin las cosas que me gustaban que volví a escribir. Igual como un día volví a escuchar mis canciones de la vida. De hecho, lo segundo llevó, estoy segura, a lo primero.
Tengo pocos lectores, pero todos me quieren y yo a ellos. Son la gente con que me interesa compartir las cosas que pienso y que siento. Y de verdad cada uno me honra con su lectura y con sus comentarios. Me hace feliz escucharles que un post los ha emocionado, que los ha reconfortado, que los ha hecho recordar, o en definitiva, que los ha hecho pensar. Estés dice que no sabe cuántos amigos necesita uno tener, pero que cree que por lo menos uno o dos que nos digan que lo que hacemos es bueno y nos alaben nuestras creaciones. Los amigos, incluidos los hermanos-amigos, que nos quieren y -como dice ella misma- contemplan calurosamente nuestra vida creativa son los mejores soles del mundo. Ellos la alimentan, la cuidan y la conservan. Y con eso, nos mantienen vivos.
Escribir estuvo siempre. Por muchos años todas esas ideas que me daban vuelta en la cabeza salieron en mis diarios. Pero un día pensé que ya había sido bastante y que ya no tenía sentido escribir, porque las cosas que me animaban a hacerlo habían cambiado o desaparecido.
C.P. Estés dice que la creatividad puede tomar miles de formas y que cambia instante a instante, pero la define y creo que muy bien, como la capacidad de reaccionar a todo lo que nos rodea, de elegir entre los cientos de posibilidades de pensamiento, sentimiento, acción y reacción que surgen en nuestro interior y reunirlo todo en una singular respuesta, expresión o mensaje que posee impulso, pasión y significado. Crear viene del latín creare, producir vida donde antes no había nada. A mi lo que me gusta es relacionar cosas y mirarlas desde puntos de vista que otros no han considerado. Y eso para mi es crear y me gusta hacerlo y siempre me gustó y extrañé hacerlo. Fue quizás cuando me encontré con que estaba creciendo y envejeciendo sin las cosas que me gustaban que volví a escribir. Igual como un día volví a escuchar mis canciones de la vida. De hecho, lo segundo llevó, estoy segura, a lo primero.
Tengo pocos lectores, pero todos me quieren y yo a ellos. Son la gente con que me interesa compartir las cosas que pienso y que siento. Y de verdad cada uno me honra con su lectura y con sus comentarios. Me hace feliz escucharles que un post los ha emocionado, que los ha reconfortado, que los ha hecho recordar, o en definitiva, que los ha hecho pensar. Estés dice que no sabe cuántos amigos necesita uno tener, pero que cree que por lo menos uno o dos que nos digan que lo que hacemos es bueno y nos alaben nuestras creaciones. Los amigos, incluidos los hermanos-amigos, que nos quieren y -como dice ella misma- contemplan calurosamente nuestra vida creativa son los mejores soles del mundo. Ellos la alimentan, la cuidan y la conservan. Y con eso, nos mantienen vivos.
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