Poop Power!
Esto de ver a la gente transitando por la vida en bicicleta me está dando como envidia. Ayer fui -finalmente- a firmar mi finiquito y me di cuenta que en dos meses Providencia se llenó de gente en bici, y que todos andan felices, orgullosos y relajados. Algunos pintando el mono y cosechando miradas también. Lástima que no sea opción viable para nosotros. No sólo porque hay que transportar a los enanos, ni porque, al menos a mí, el atuendo laboral definitivamente no me acompañaría, sino porque no tengo corazón, pulmones ni piernas para subir General Blanche de vuelta. Pero bueno, los tiempos de la bici como medio de transporte ya pasaron y algunas cosas no se pueden no más.
El Domingo vi un programa que me dejó rayando. Lo pasa Natgeo y se llama “Un Viaje Ecológico”. Un autraliano, tenía que serlo, se propone viajar por Estado Unidos con su perro, sin utilizar gasolina. Hey, yo no lo sabía, pero resulta que el inventor del motor Diesel, que se apellidaba tal, no lo ideó para que funcionara con petróleo, sino con, ya no lo recuerdo, pero con alguna clase de biocombustible. Y murió en circunstancias misteriosas. No lo inventé yo. Lo dijeron en ese programa. Es tan obvio que el mundo puede no sólo sobrevivir, sino mejorar, sin combustibles fósiles. Así que hemos decidido que haremos energía ecológica en La Invernada. No estamos tan lejos, porque de hecho la única forma de tener electricidad allá arriba es con paneles solares y los generadores de electricidad a motor están prohibidos por reglamento. Pero ya lo decidimos con el Feli, vamos a investigar a ver qué podemos hacer con lo que hay allá mismo. Mal que mal, ese será nuestro refugio cuando el calentamiento global, la gripe aviar o la edad hagan lo suyo, según lo que ocurra primero.
Comentábamos el otro día que seguimos teniendo un solo auto. La gente en general no se explica cómo podemos vivir allá arriba con un solo auto. Pero por supuesto que se puede. Antes era porque no teníamos plata para comprar y mantener otro auto; había otros gastos más prioritarios. Ahora, que podríamos hacerlo, como que nos da lata. Además, hay todo un tema familiar tras tener un solo auto que nos encanta. En la mañana tenemos que salir todos juntos y y con todo el apuro y el caos que eso significa, con las peleas, los gritos y la risa de retrete descompuesto de Cavada, nos gusta. Es algo así como “Familia que se transporta unida permanece unida”. Y no deja de ser una forma de ayudar al pobre Planeta. Puede ser un pretexto, puede ser muy poca cosa, pero es algo. Por eso, y luego de ver el famoso programa ese, quiero ya mi camioneta a biodiesel. Sí, el Beetle es mucho más cool, pero no sería buena idea echarlo al trajín del camino de tierra. Una camioneta está bien, aunque ni idea de dónde puede uno hacerse de ella. Lo que yo quiero es puro no entrar más a una bencinera y viajar por la vida con cáscaras de patata o mantequilla de maní o coliflores o caca de paloma de la Plaza de Armas.
El Domingo vi un programa que me dejó rayando. Lo pasa Natgeo y se llama “Un Viaje Ecológico”. Un autraliano, tenía que serlo, se propone viajar por Estado Unidos con su perro, sin utilizar gasolina. Hey, yo no lo sabía, pero resulta que el inventor del motor Diesel, que se apellidaba tal, no lo ideó para que funcionara con petróleo, sino con, ya no lo recuerdo, pero con alguna clase de biocombustible. Y murió en circunstancias misteriosas. No lo inventé yo. Lo dijeron en ese programa. Es tan obvio que el mundo puede no sólo sobrevivir, sino mejorar, sin combustibles fósiles. Así que hemos decidido que haremos energía ecológica en La Invernada. No estamos tan lejos, porque de hecho la única forma de tener electricidad allá arriba es con paneles solares y los generadores de electricidad a motor están prohibidos por reglamento. Pero ya lo decidimos con el Feli, vamos a investigar a ver qué podemos hacer con lo que hay allá mismo. Mal que mal, ese será nuestro refugio cuando el calentamiento global, la gripe aviar o la edad hagan lo suyo, según lo que ocurra primero.
Comentábamos el otro día que seguimos teniendo un solo auto. La gente en general no se explica cómo podemos vivir allá arriba con un solo auto. Pero por supuesto que se puede. Antes era porque no teníamos plata para comprar y mantener otro auto; había otros gastos más prioritarios. Ahora, que podríamos hacerlo, como que nos da lata. Además, hay todo un tema familiar tras tener un solo auto que nos encanta. En la mañana tenemos que salir todos juntos y y con todo el apuro y el caos que eso significa, con las peleas, los gritos y la risa de retrete descompuesto de Cavada, nos gusta. Es algo así como “Familia que se transporta unida permanece unida”. Y no deja de ser una forma de ayudar al pobre Planeta. Puede ser un pretexto, puede ser muy poca cosa, pero es algo. Por eso, y luego de ver el famoso programa ese, quiero ya mi camioneta a biodiesel. Sí, el Beetle es mucho más cool, pero no sería buena idea echarlo al trajín del camino de tierra. Una camioneta está bien, aunque ni idea de dónde puede uno hacerse de ella. Lo que yo quiero es puro no entrar más a una bencinera y viajar por la vida con cáscaras de patata o mantequilla de maní o coliflores o caca de paloma de la Plaza de Armas.
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