Tuesday, March 03, 2009

Grace Under Pressure

Kid Gloves estaba sonando en el walkman del Ale un día que me lo dejó cuidando mientras jugaba un partido o entrenaba, no me acuerdo ya. En ese tiempo las canchas de hockey eran de pasto y en invierno se nos hacían tortas de pasto entre los toperoles. Las canchas tenían un olor que ya no existe. Sobre todo cuando jugábamos con frío y lluvia. Nos hicimos amigos con el Ale apenas nos conocimos, en una pichanga de domingo al final del verano y nos quedamos tomando Seven Up en el living de los viejos, porque el día estaba nublado y nadie se quiso bañar. Había gente que no lo quería mucho, pero a mí me hacía los trabajos de historia en el colegio y me ayudaba con las tareas. Me regaló Signos. Y me prestó el Breve Historia Universal, con que estudié para la prueba especial de sociales. A veces me gustó, otras no. Entonces yo era muy pava. Un día dejamos de vernos y cuando me lo encontré de nuevo se había vuelto corredor de bolsa. Tenía un auto muy bacán, se juntaba con rugbistas y ya no era mi amigo. Y un día nos encontramos en una fiesta de la familia y nos reimos.

El asunto es que ahí estaba yo, sentada en una galucha de fierro y madera verde, esa que nos hacían subir y bajar corriendo para entrenar, escuchando algo que no sonaba a nada que hubiera escuchado antes y que me gustó. Cuando estaba en cuarto medio apareció Time Stand Still y me pareció fantástico poder escuchar a Rush en la radio junto con Bon Jovi, más encima con la rubia de Til Tuesday. La vida es así, mi oreja es una mercenaria pop. Cuando entré a la U me hice amiga de Guns, que tenía buenos discos, una banda y era fan de Rush. Pero nunca escuché Grace Under Pressure completo hasta que apareció el CD de Sweet Bastard en mi casa. Me acuerdo cuando escuché Red Sector A, me quedé pegada con la parte que dice "Are we the last ones left alive? Are we the only human beings to survive?". Cuando se acabó el asunto con JFC tuve que comprármelo. El que tengo ahora no es el original. Ese me lo robaron junto con Recurring Dream, The Bends, el Division Bell y otros que prefiero ni acordarme. Me gasté otra fortuna reponiéndolos.

Todo el mundo raya con con el virtuosismo de Lifeson, Peart y Lee. Pero para mí Rush no sería lo mismo sin sus letras. El sábado comentábamos con Alfonso que nos conectamos primero con las letras y después con la música. A mí me pasa que una canción buena en términos musicales puede dejar de gustarme si la letra no me llega. Y ojo, que incluso Cerati puede emocionarme. Un día, hace pocos años, iba caminando por la estación Pedro de Valdivia del Metro y sonó Bravado en esas pantallas colgantes que instalaron. Nunca me había fijado en Bravado. Lo que escuché fue "If the dream is won, though everything is lost, we will pay the price, but we will not count the cost". Y me quedé pensando. Como me pasa con muchas de sus letras. Y mientras escucho Grace Under Pressure haciendo gimnasia y paso por la piscina camino al camarín oyendo "Summer's going fast, nights growing colder" pienso que me gusta que en la vida las canciones sean como las personas: uno nunca termina de conocerlas y de sorprenderse con ellas.

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