Funny How Time Flies
¿Conoces esa sensación de conversar con alguien y sentir que sabes lo que va a decirte y que lo has conocido de toda la vida? ¿O, tal vez, de otra vida, como dijo Cerati? Así fue con Sowing The Seeds Of Love. Era tan sorprendente y al mismo tiempo tan Beatles, que llegué a dudar si estaba escuchando una canción nueva o una ya oída mil veces. Recuerdo el momento, el lugar, la temperatura. Era fines de 1989 y Tears For Fears atacaba otra vez. Años antes, Shout había sonado en la radio como un animal muy extraño. Hasta ahora, cada vez que la escucho, me acuerdo de Matías Guzmán, con aire de profeta entre decks, tornamesas y vinilos diciéndome "hey, esto va a ser un clásico". Pero aunque Shout haya llegado a ser el clásico que es, mi favorita de Songs From The Big Chair fue siempre Head Over Heels. I wanted to be with you alone, and talk about the weather. You keep your distance with a system of touch and gentle persuasion. Lost in admiration, could I need you this much? Es la canción de Donnie Darko, pero, por sobre todo, es la canción de las tardes de los últimos días de corbata rosada. 1985, un año particularmente dulce.
The Seeds Of Love tenía otras canciones impresionantes. Woman In Chains, sobrecogedora, con Orzabal a dúo con Oleta Adams, con la batería de Phil Collins (era obvio) y con esas guitarras que Morrissey se metió al bolsillo para una canción suya, me dejó helada cuando la oí. It's under my skin but out of my hands. No eran los mejores días de mi existencia. Cómo pasar de mejor amiga a novia y viceversa en un mes pero terminar sin pan, pedazo, ni casette. Jamás me lo devolvió. Me costó volver a escuchar con gusto esa canción. Pero como todas las cosas pasan, finalmente sucedió. Y una noche en un asado, en una casa que no recuerdo de quién era, alguien puso The Hurting. Se transformó inmediatamente en uno de mis discos favoritos de TFF, era que no, con The Hurting, Mad World, Watch Me Bleed, Pale Shelter y Change, todas juntas. Creo que todavía tengo el casette copiado. Después, no sé lo que pasó. No volví a emocionarme con un disco suyo. Elemental pasó por mi vida filtrado, en forma de singles radiales y lo mismo Raoul And The Kings Of Spain. La verdad es que vine a pescarlo hace realmente muy poco.
Pero la vida es ahora y todas esas canciones están sonando en mis orejas y las siento en cada pelo de mis brazos y en las venas que corren por debajo. No puedo dejar de bailar. Es lo bueno de estar en cancha. Memories (do not) Fade. Aparecen otros recuerdos. Como God's Mistake en los parlantes de un pabellón y yo diciéndole a Canessa, mi eterno anestesista, "que buena canción" justo mientras me estoy durmiendo. Y otro inolvidable: un disco nuevo de TFF, Closest Thing To Heaven y Call Me Mellow en el programa de mi amigo Cancino, como un regalo de los dioses, como dice Jim Steinman. Someone must have blessed us when he gave us those songs. Me parece increíble que hayan pasado ya 7 años. Suena la siempre adorable Secret World. De pronto miro todo a mi alrededor y no puedo dejar de sonreír. El setlist ha sido un flashback emocionante. En todas esas canciones está Lo Bello y Lo Triste. The kind of funny, the kind of sad. Aunque más que todo, está la vida, mis momentos y mis personas favoritas. Las que se quedaron, las que se fueron y las que fueron llegando. My army of fortune. El Feli me abraza y yo pienso en cómo ha volado el tiempo. En lo que creí perder y en lo mucho que me llegó. Sí, el tiempo vuela y la hora avanza. Tocan Head Over Heels y la escucho tal como siempre quise hacerlo. This is my four leaf clover. Sigue Woman In Chains y se me pone la carne de gallina. Sabemos que Shout es la última y yo igual me quedo knock-out. Es impresionante oírla en vivo. Como siempre digo, en la vida hay canciones que nunca pueden olvidarse. No quiero irme. No quiero que se termine. Pero en realidad, no me importa. Everybody Loves A Happy Ending. Y yo, yo no podría haber imaginado un final más feliz para este Viernes.
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