Tuesday, February 05, 2008

Time Stand Still

Despertar sin saber el día que es, no tiene precio. Para todo lo demás, existe el resto del año. La gente se queja, que la vida es tan rápida, que viven corriendo, que les falta tiempo. Pero yo veo que cuando llegan las vacaciones siguen corriendo, viajan gruñendo, con el acelerador a fondo y sobrepasando por la berma. Hablan de vacaciones que no son vacaciones y dicen necesitar vacaciones de las vacaciones.

Este valle lo descubrimos con el Feli hace más de diez años, en nuestras primeras vacaciones juntos. De vuelta de las Termas vimos que había muchas cabañas que se arriendan a los esquiadores en invierno y están abiertas en verano. No deja de impresionarnos esa especie de desprecio por la Montaña en verano: tal parece que el chileno es playero. O esquiador. Pues bien, no saben lo que se pierden. Aquí no hay arena, tacos ni tumultos. No se necesitan quitasoles; no hay que achicharrarse porque siempre hay un árbol cerca. Y el bronceado es mejor. Los cerros de colores, en las tardes se pueden ver las cadenas de montañas, rosadas y luego de diferentes morados, azules y celestes. La gente nos pregunta qué se hace en Las Trancas, así como con escepticismo. Yo les digo que esto no es Reñaca ni Pucón. Tampoco es esto Zapallar ni Cachagua. Para mí esa es la gracia, justamente. Digamos que uno podría describir este lugar por lo que no es, por lo que no hay y por la gente que uno no se encuentra. Y hablar de lo que se hace, precisamente por lo que no se hace. Para nosotros, esta es nuestra Fortaleza de la Soledad. Es aquí donde encontramos el tiempo que se nos escurre durante el año. Como dice Rush, I turn my back to the wind to catch my breath before I start off again.

Aquí arriba está el tiempo para una siesta con las cortinas abiertas, para dormirse mirando como el viento mueve las hojas de los árboles más altos o el recorrido del sol por las ramas a medida que transcurre la tarde. Aquí hay tiempo para quedarse despierto en la noche oyendo la lluvia y el viento de una tormenta. Aquí hay tiempo para respirar hondo y pausado. Para detenerse y oler. Para andar a brazos pelados hasta que se ponen los pelos de gallina. Aquí está el tiempo para estar en silencio y dejar que el ruido del bosque prevalezca. Aquí todavía quedan cigarras que cantan por las mañanas. Aquí hay tiempo para caminar lento y no usar el auto. Tiempo para pasear a caballo y dejarse empolvar por el trumao. Para caminar bajo la lluvia, sin paragua y con truenos y relámpagos. Aquí hay tiempo para no usar reloj y para comer cuando da hambre y dormir cuando da sueño. Tiempo para comer pan amasado, tortillas de rescoldo, longanizas Chandía, cerros de humitas y kilos de pastel de choclos. O para hacer asados todos los días. Aquí está el tiempo para hacer familia. Para jugar naipes con la Magda cada noche o para sentarnos a pintar con el Pedro después de almuerzo. Tiempo para contarles historias, escuchar las suyas y reírnos todos juntos. Aquí está el tiempo para acumular los recuerdos que nos entibiarán e iluminarán el invierno. Aquí uno encuentra el tiempo para pensar en lo que fue y en lo que viene, pero sin Outlook ni Palms. I'm not looking back but I want to look around me now; see more of the people and the places that surround me now. Sin apuros. Aquí está el tiempo para desacelerar, reenfocarse, corregir el curso, volver cada cosa a su lugar. Aunque al final, como en todo, depende de uno. Pareciera que aquí arriba todo se detiene por unos días o se pone en cámara lenta, pero la verdad es que no es así. Summer's going fast, nights growing colder, children growing up, old friends growing older. Freeze this moment a little bit longer, make each impression a little bit stronger.

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