El Efecto Tiny Dancer

Hablando de magia. Un rato después de lo de los Foo Fighters dieron la escena de Tiny Dancer en Almost Famous. La peli siempre me ha emocionado, porque William es un poco todos nosotros y por eso dan ganas de abrazarlo bien apretado y porque la parte de Tiny Dancer lo explica todo con una canción. Si uno pudiera hacer eso en la vida real, poner una canción y explicárselo todo al del frente. El Viernes había sido el, a estas alturas legendario, Café Concert de la Meche y sus colegas profesores de colegio Cota Mil. El sueño por un día de varios. Yo estaba en otra dimensión, pero se me vienen a la cabeza momentos memorables, como cuando Manuel comenzó con Sirius en Eye In The Sky, cuando hicimos los coros; o cuando tocamos Every Rose y nos reíamos solos; cuando nos pusimos a cantar Wonderwall con el Profesor Creep, cuando cantamos If It Makes You Happy "unplugged" al final de la noche, mientras el guardia intentaba echarnos. El enganche que se produce cuando uno hace música con otras personas es muy power. Demasiado power, quizás. Ahora, así como resulta raro y a ratos insoportable escucharse la propia voz, es bien terrible verse a uno mismo en un video cantando. Pero no hay nada que se pueda hacer. Cantar a todo pulmón if it makes you happy then why the hell are you so sad es algo cercano a lo perfecto.
Al final eso es lo que hace la música. Hace que la gente se reúna, hace que la gente sueñe y juegue; hace que la gente llore, se ría, recuerde, se emocione. Hace que la gente saque fuera. Lo malo, lo bueno. Hace que la gente se encuentre. En todos los sentidos posibles. Pienso en esto mientras escucho al Feli tocando My Baby Grand y siento mi casa iluminada con el sonido del piano. Pienso en esto luego, mientras salto como hace años no lo hacía en un concierto, y no sé por qué me da por comparar a Chris Martin con Brandon Flowers. O a Coldplay con The Killers. Es claro quien gana mi pequeño concurso. Y sigo pensando. Me acuerdo, con el inicio de Read My Mind, de la primera vez que la escuché, bajando por General Blanche, un domingo en la tarde hace ya varios años, y de cómo se transformó de inmediato en una de las canciones de mi vida. Porque, para mí, todo en la música es sobre emoción y conexión. Sobre pasadizos secretos y viajes en el tiempo. Sobre luz y oscuridad. Sobre acierto y error. Y veo que por más que he intentado darle rodeos, al final todo en mi vida ha sido sobre música. Siempre lo fue, siempre será. Como dijo Penny Lane, we are home.
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