Tuesday, April 13, 2010

El Puñal y La Memoria

¿Qué fue de Christina?, me preguntaste hace un tiempo, cuando te hablé de su nuevo disco y te mandé las viejas canciones por mail. ¿Habrá tenido hijos? me dijiste. Como si ella hubiera sido alguien de nuestro círculo, o algo así. Nos gustaba Christina porque era linda y wild y porque siendo mayor que nosotras hacía canciones sobre cosas que nos sucedían y que, en teoría, ya debían haber dejado de sucederle a alguien cercano a los 30. Es la edad que le calculábamos. A veces también creo que nos gustaba Christina así como a los niños les gusta ver tiburones y hombres lobo, con ese gusto con susto, porque también cantaba sobre las cosas feas que nadie dice. Después de Que Me Parta Un Rayo vinieron otros discos y otras buenas canciones. Luego le perdimos la pista y luego yo se la encontré otra vez. Pero entonces ya todo era diferente.

Inevitablemente cuando escucho Tú Por Mí me acuerdo del momento en que percibí que a mi amigo le estaba gustando mi amiga. Fue la única noche que salimos las tres con él, Beto Cuevas que no era Beto Cuevas. Quizás por eso, a diferencia de muchos, jamás me sorprendió que terminaran juntos y casados. Yo sólo lo vi antes. Y en ese mismo lugar, a sólo metros de distancia y sin que yo lo supiera en ese instante, estaba quien poco más de un año después se llevaría por unanimidad el premio Mil Pedazos. No recuerdo de quien, pero recibí Que Me Parta Un Rayo para mi cumpleaños número 24, en casette. Junto con mi Sancocho Rock & Pop fueron LO que escuché mientras hacía la práctica. Santiago Buin - Buin Santiago, tres veces por semana, en auto o en esa micro lenta lenta, que partía de la Estación Los Héroes. Christina en mi walkman, el cielo azulino de Abril y el pelo largo, eternamente largo, como las historias sin fin. Eso es lo que recuerdo más.

Miro hacia el escenario y en el momento en que comienza Tú Por Mí, me acuerdo de tí, intento enviarte un mensaje, pero mi BB ha perdido la señal. Parece una de esas Jugarretas del Maligno que, te lo digo, no han dejado de suceder. En esa parte "nos reiremos de este mal sueño con una taza de café" veo El Biógrafo, en un domingo de invierno y tantos otros cafés que nos tomamos en esos años y extraño todos los que nos debemos. Canta esa de los tipos muy feos con un gran empleo y de los chicos perdidos buscando a mamá. Ya no sé si antes o después, es el turno de Mil Pedazos, sólo con el piano, ahora sin guitarra y pienso en chaquetas de cuero, en botas vaqueras y en un agujero en el medio del pecho. Canta su nueva canción, Jorge y Yo, a la que no alcanzo a entender la letra, pero creo que da lo mismo, porque es sólo otro de los chistes de la noche. Siguen las canciones antiguas, pero en versiones nuevas. Más calmadas, más sofisticadas, más elegantes. Generalmente me gusta que las canciones en vivo suenen igual que en el disco, pero no en este caso. Ella es, definitivamente, mucho mejor en vivo. Suena a un venir de vuelta extremadamente confortable. Y sí, tiene dos hijos. Qué divertido, mientras escribo llevo puesta esa blusa blanca con mangas largas y con vuelos, esa que podríamos haber llamado Prince, pero que le decíamos Christina y que era tan cool en su momento. La tuve guardada por 15 años y ahora la uso en ocasiones. Causa un efecto divertido. La gente como que se queda mirándola porque no está de moda, pero se nota y se ve linda. Como Christina. Vuelvo a pensar en lo que nos pasa con las canciones y en el Mal del Virutillador, dos pasos adelante, uno atrás, un poco de risa, un poco de pena, un rato en la Tierra, un rato en la Luna, una y otra vez. Pero ¿sabes? tendríamos que nacer de nuevo. Y, como dice ella, ya es mañana, qué más da.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home