Con La Leche Templada y En Cada Canción
Hace unos meses, la Magda rayó con A Veces Vuelvo, de Catupecu Machu. Como a mí también me gustó, sobre todo por eso de desesperar con tanta calma y ser un extraño en el propio cuerpo, comenzamos a escucharla mucho en el auto. Un día, la miré por el espejo retrovisor y estaba cantándola, con la cara de un rockero malvado. Me mató. Pero lo mejor vino la noche en que la estaba acostando y nos pusimos a cantarla y de pronto me dice “Mamá, escuchaste?” Qué, le digo yo, “Salgo mucho, a veces vuelvo, ¿Dónde se quedará? ¿En un hotel?”
Otro día, por la tarde, estábamos en la terraza y estaba sonando Precious, de Depeche Mode. Entonces la Magda me dice “Mamá, esta es buena” ¿Te gusta? le digo yo y ella me responde “Sí, es para recordar” ¿Cómo? le digo y me responde con toda la naturalidad del mundo “Es para recordar, para recordar lo que te ha pasado en tu vida”.
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