Seco
A veces uno se topa por casualidad con personas que luego vuelven a aparecer más adelante en el camino. Llegué a Aznar por el Gonchi. Y cuando la Chica me invitó a su casa y me presentó a su hermano menor, me acordé inmediatamente de él dando la PAA en mi misma sala. Me cayó bien porque le gustaban Los Jaivas y era amigo de un hijo del Gato Alquinta y además porque era fan de Pink Floyd. Pero el aporte del Gonchi vino por el lado del jazz y la Futuro. Por ahí llegue a Letter From Home el verano de 1990 y rayé con la voz de Pedro Aznar. Tiempo después escuché el Tango 4 y más tarde apareció Pobre Pibe, que era como La Enciclopedia del Rock sucursal Argentina. Ahí aprendí todo lo que tenía que saber sobre Aznar y su bajo sin trastes.
Así todo, nunca lo había visto en vivo. Una y otra vez se me pasaban sus conciertos y me quedaba con las ganas. Hasta que esta vez lo logramos. Es impresionante el tipo. Como músico, como compositor, como cantante. Digamos que para traducir y hacer un cover con clase de God Only Knows hay que sólo ser él. Alfonso me había advertido que me iba a impresionar el vozarrón que saca en vivo, pero nunca pensé que fuera tanto. Y es tan sólido que puede pasearse por todos los estilos y sonar la raja en todos. Puede cantar sus canciones más pop, cantar a los Beatles y a los Stones, hacer un reggae y mandarse una zamba argentina, todo como Pedro por su casa. Me emocioné con las zambas. Me transporté a cuando era chica y mi papá ponía a Los Chalchaleros y los Tucu Tucu y moría por tener un bombo. Me acordé de ese disco de Ariel Ramirez, la Misa Criolla, que lo encontramos con mi mamá hace unas semanas en el departamento de mi papá y de que siempre detesté Alfonsina y el Mar. Me producía la misma angustia de El Niño Que Enloqueció de Amor.
Aznar toca la guitarra como los dioses. Y para qué hablar del bajo. Lo lleva a otra dimensión, donde se vuelve un instrumento de verdad interesante y queda la impresión de que la mayoría de los bajistas son más bien flojillos. Las líneas de bajo de Aznar son realmente para saborearlas. Me gusta él, además, porque es mateo y piola. En bluyines y zapatillas hace un show total, en que aparece, toca y canta. Punto. No se distrae un segundo ni habla de más. Quebrado es el disco que andaba presentando y lo tocó casi entero. Está bueno. Más pop y guitarrero que otros anteriores, con buenas letras y buenas canciones. Además es doble, porque trae un disco de covers. El concierto de ese domingo fue tan bueno y tan power que olvidé por un rato que al día siguiente tenía que volver a trabajar. Si sacó de debajo de la manga una versión en castellano de Lanterna Dos Afogados. Cuando veníamos en el auto de vuelta el Feli me dijo “nunca pensé que escucharía en vivo esa canción”, me dijo por Dream Of The Return. “Qué divertido”, le dije, “yo estaba pensando exactamente lo mismo cuando la oí”.
Así todo, nunca lo había visto en vivo. Una y otra vez se me pasaban sus conciertos y me quedaba con las ganas. Hasta que esta vez lo logramos. Es impresionante el tipo. Como músico, como compositor, como cantante. Digamos que para traducir y hacer un cover con clase de God Only Knows hay que sólo ser él. Alfonso me había advertido que me iba a impresionar el vozarrón que saca en vivo, pero nunca pensé que fuera tanto. Y es tan sólido que puede pasearse por todos los estilos y sonar la raja en todos. Puede cantar sus canciones más pop, cantar a los Beatles y a los Stones, hacer un reggae y mandarse una zamba argentina, todo como Pedro por su casa. Me emocioné con las zambas. Me transporté a cuando era chica y mi papá ponía a Los Chalchaleros y los Tucu Tucu y moría por tener un bombo. Me acordé de ese disco de Ariel Ramirez, la Misa Criolla, que lo encontramos con mi mamá hace unas semanas en el departamento de mi papá y de que siempre detesté Alfonsina y el Mar. Me producía la misma angustia de El Niño Que Enloqueció de Amor.
Aznar toca la guitarra como los dioses. Y para qué hablar del bajo. Lo lleva a otra dimensión, donde se vuelve un instrumento de verdad interesante y queda la impresión de que la mayoría de los bajistas son más bien flojillos. Las líneas de bajo de Aznar son realmente para saborearlas. Me gusta él, además, porque es mateo y piola. En bluyines y zapatillas hace un show total, en que aparece, toca y canta. Punto. No se distrae un segundo ni habla de más. Quebrado es el disco que andaba presentando y lo tocó casi entero. Está bueno. Más pop y guitarrero que otros anteriores, con buenas letras y buenas canciones. Además es doble, porque trae un disco de covers. El concierto de ese domingo fue tan bueno y tan power que olvidé por un rato que al día siguiente tenía que volver a trabajar. Si sacó de debajo de la manga una versión en castellano de Lanterna Dos Afogados. Cuando veníamos en el auto de vuelta el Feli me dijo “nunca pensé que escucharía en vivo esa canción”, me dijo por Dream Of The Return. “Qué divertido”, le dije, “yo estaba pensando exactamente lo mismo cuando la oí”.