Tuesday, March 29, 2011

Mirándote A Los Ojos

Imágenes sueltas del principio. La Denise cayendo al pozo de barro justo antes que yo, en el patio de atrás del Campus Oriente. La Loreto con su jardinera lila. Los rulos siempre perfectos de la Parada. Tanta cosa, tanta vida que ha pasado entre esos días y nuestro fin de semana en Concón. No, no fui a U2. Preferí quedarme con los recuerdos perfectos del Pop Mart Tour con la Jime y del Vertigo Tour con el Feli, para compartir un par de días con mis amigas Denise, Claudia y Loreto. "Las Niñas", como nos dice la Parada.
Como niñas grandes que somos ahora, partimos por celebrar con champagne mi cumpleaños y los últimos acontecimientos de mi vida. Estaban tan emocionadas como AC cuando le contamos. Mal que mal, de las cuatro, tres nos dedicamos a lo mismo. La cuarta es una abogado especialista en familia, tremenda. A todas nos fue bien. Todas estamos contentas con lo que hemos llegado a ser y nos sentimos orgullosas las unas de las otras. A mí me emociona ver a cada una con sus luchas, sus tropiezos y sus grandes logros. Me emociona que a pesar de que el tiempo suele ir acentuando las diferencias entre las personas y aunque ya no estamos físicamente tan cerca como en otras épocas, todavía nos parecemos en hartas cosas. Bajo la superficie hay unas raíces fuertes y poderosas y un cariño que sólo crece con los años. Les digo que la última vez que estuvimos las cuatro juntas, solas, fue en La Serena, en 1993. Claro, porque yo no fui a Baires para el cumpleaños número cuarenta de la Deni. La Laura acababa de nacer y mi papá de morirse. Simplemente no estaba en condiciones. Por eso me dedico a aprovecharlas, a disfrutar con ellas la mañana en la playa y el almuerzo mirando el mar. La tarde en la terraza, la noche en Valparaíso y el remate en ese boliche de mala muerte pero con karaoke y su propio Elvis. El CD de Air Supply de vuelta a casa y el desfile de lentos de la vida, mientras conversábamos en pijama las cuatro sobre la cama. A medida que fueron pasando las horas salieron recuerdos, nos reimos, nos emocionamos, surgieron nuevos temas y compartimos cosas que no habíamos dicho nunca antes. Son... ¡veintitrés!... años juntas, y en cada momento importante de mi vida, triste o feliz, ellas han estado cerca. Mientras conversamos me doy cuenta que de todas las cosas que aprendí de mis tres amigas de la universidad, que fueron muchas, quizás la que más aprecio hoy día es el poder decir las cosas de frente. Con respeto, con cuidado, con cariño, pero mirando a los ojos. En este grupo, el decir siempre fue un deber.
Tras ese abrazo emocionado de despedida, manejo de vuelta a mi vida bajo un cielo sin nubes. Y vuelvo a preguntarme qué fuerzas misteriosas del Universo son las que nos mantienen unidos a ciertas personas y nos alejan de otras. "He pensado todo el día en ustedes", dice un SMS de la Deni, anoche bien tarde. Un rato antes, mientras corría, sonó February Stars en mi iPod. Justo mientras oscurecía y comenzaban a verse las estrellas. Pensé en el fin de semana e, inevitablemente, en lo que viví en el verano. Si mi amiga hubiera elegido hablar en lugar de escribir ese mail. Todo hubiera sido tan diferente. No suelo perder a la gente que quiero. No sé medir la entrega cuando quiero a alguien y por eso no me acostumbro al vacío. Tampoco me interesa medir nada. Pensé en mis conversaciones con De Lasa sobre la amistad, las conexiones y las personas favoritas de nuestras vidas. Quizás no todas nos acompañarán todo el camino, pero uno debiera hacer todo a su alcance para que así sea. Recordé los abrazos con palabras de la Jime, en los mails que me escribió cuando estaba en Las Trancas. Esos en que hablábamos de la letra de Amistad. Diferentes pero iguales, porque si faltara uno, el otro pierde su belleza. Es una de mis partes favoritas. Una vez escribí sobre la maravilla de tener amigas y amigos. Sigo pensando lo que dije. Sigo sintiendo lo que dije. Hace poco descubrí por qué La Bella y La Bestia (sí, la de Disney) siempre me ha emocionado tanto. Bella y La Bestia se hacen amigos, más allá de los sentimientos iniciales y las diferencias entre ambos. Es que así es como funciona. Hay amores que no se eligen. Simplemente llegan. Perduran. Pero aún así, como dice el libro, somos responsables para siempre de lo que hemos domesticado. No podemos olvidarlo. Yo no debo olvidarlo. No son palabrerías, ni clichés. La Amistad siempre será sagrada.