Wednesday, May 31, 2006

St. Michel And The Dragon

El Arcángel San Miguel es el jefe de las huestes celestiales. Algo así como el Comandante en Jefe de los Angeles. Esta es la estatua que hay en Boulevard St. Michel. La imagen varía de una a otra representación del personaje. A veces ha derrotado a una serpiente, otras a un hombre, pero la mayoría de las veces, su víctima es un dragón, que representa al demonio. Lo que es constante es que siempre se le muestra triunfante, con su armadura y espada y sus alas preciosas. Siempre me gustó la imagen de un ángel con armadura, aunque a veces me pregunté por qué diablos un arcángel necesitaría una.

Uno se topa mucho con San Miguel en Francia. Ahora sé por qué y es que en la era de los merovingios, existía un culto fervoroso al Arcángel y por eso se le dedicaron templos, estatuas y monumentos por todo el país. Se dice incluso que un arzobispo tuvo una visión de San Miguel, en que le ordenó construir una iglesia en un islote de la Normandía y cuando dudó de hacerlo, el Arcángel le puso un dedo en la cabeza y le dejó un agujero en el cráneo. Parece que el pobre cura se asustó y trató de hacerla bien, porque ese islote es Mont Saint Michel, defendido desde siempre por las mareas y coronado por una impresionante abadía construida antes del 1300, que se llama nada menos que "La Maravilla".

Tuesday, May 30, 2006

Maid Of Orleans

Friday, May 26, 2006

Zonic Youth

Entre las críticas más frecuentes a las novelas de ex chicos y chicas Zona De Contacto está el seguir algo pegados en temas propios de la adolescencia, bordeando, ya de de ida o de vuelta los treinta, que como primer intento sus libros no dan la talla y que sus obras son literatura “pop”.

Yo tenía unos veinte cuando me encontré con la Zona y el enganche fue inmediato. Más allá de la entonces choreza de aparecer en El Mercurio o de ser plataforma para una posible carrera literaria en el caso de los que estaban adentro, creo que la Zona tuvo efectos poderosos en gente que estaba al otro lado. Cuando uno leía lo que escribían Ayala, Merino, Bianchi y los otros del comienzo, se producía una especie de identificación muy distinta de la que generaba el leer a los tradicionales escritores chilenos, eternamente precedidos de su aura intelectualoide, serios y profesionales, académicos, si se quiere. No estoy comparando peras con manzanas ni columnas juveniles con Donoso. Más bien digo que leer en el diario lo que escribía un compañero de curso o el amigo del amigo, producía un efecto de cercanía y validaba de alguna manera una serie de pensamientos y sentimientos que rondaban nuestras cabezas en esos tiempos. Y cuando ellos citaban o recomendaban libros, uno partía corriendo a la librería o a la biblioteca de la universidad.

Lo que yo veo es como un rollo nacional con el deber ser de lo que se publica. Que si no es algo cabezón, sórdido o retorcido, no vale nada. Como que escribir sobre cosas de cada día, sobre sentimientos cotidianos, sobre lo que le pasa a todo el mundo es basura. Pero esas cosas y sentimientos, como bien dijo una chica zónica, son constantes. Están o pueden estar con nosotros hasta el último día. Por otra parte, veo que seguimos con el cuento de que la primera vez debe ser buena. Sí, a algunos les pasa, pero claramente no es obligación. Hay casos de primeros discos malos y carreras eventualmente brillantes. ¿De verdad alguien encuentra que las primeras canciones de los Beatles son comparables al contenido del Album Blanco? Pasa en el cine también. Para qué hablar de la pintura. Dicen que Van Gogh tuvo una única clienta en su vida, que le compró un solo cuadro. Aunque sus biógrafos lo desmienten, sí es cierto que pasaba hambre, frío y estrecheces. Y hoy Los Girasoles tiene el record de ser la pintura transada por el precio más alto de la historia. Y mucha de la música que hoy conocemos como docta era música para entretener a la gente. Música para las masas. O sea, pop.

La Zona nunca fue mi religión, pero influyó decisivamente en mis ganas por aprender, leer cada día más, abrir mi mente y salir a fisgonear por el universo. La tríada Zona-Rock&Pop-IPC fue un detonador de la creatividad para mucha gente que conozco. Y más de alguna vez leer lo que escribía gente común y corriente me hizo sentir bien. Pensar que en el colegio era lectura obligatoria El Niño Que Enloqueció de Amor. Sinceramente, no creo que eso sea literatura chilena de calidad. Y preferiría que mis hijos leyeran columnas de la Zona a la edad que yo me angustié con ese libro. Lo que quiero decir es que no veo que haya más “cultura” en Gracia y el Forastero, Hijo de Ladrón o Golondrina de Invierno que en lo escrito por la gente de la Zona. Tampoco hay mucha entretención que digamos en Gran Señor y Rajadiablos o en Recuerdos del Pasado.

Yo partiría por no meter a toda la gente de la Zona en el mismo saco. Después de todo no son tantos los que han escrito novelas. Algunos son columnistas informados y de lectura accesible y agradable y uno pensaría que de escribir ficción saldrían con algo interesante. Por lo demás, son otros tiempos, la vida cambia y la gente cambia. Uno quiere leer sobre otras cosas. Si lo pienso bien, salvo Pacha Pulay, no recuerdo un libro chileno que me haya entretenido de verdad. Y eso es lo que uno quiere. Para llorar o angustiarse están los noticiarios. Para sumirse en densidades hay literatura de sobra. Necesitamos con urgencia que más personas lean. Apostaría mi cabeza a que si más gente leyera, hartas cosas serían diferentes. Entonces, ¿por qué atentar contra la iniciativa de leer con críticas lapidarias a una primera novela? ¿Por qué restarle valor a esos libros que lo hacen a uno pasar un buen rato? Yo pienso que mientras más gente lea, mejor operará la darwiniana selección natural y más gente con criterio propio andará por la calle. Y eso sí que es necesario por estos días. Sin ánimo de ofender a nadie, lo que necesitamos es más entretención y menos Coronación.

Thursday, May 25, 2006

Vault

Tuesday, May 23, 2006

Rojo VIP

No importa las ropas que llevamos, ni los bares que frecuentamos, donde quiera que estés estaré. No hay política ni ciencia que pueda separarnos
Dirán que estamos equivocados, que estamos locos y acabados, pero piensa que bello sería perdernos en el tiempo perdiéndolos de vista
Tu y yo miramos en la misma dirección, así que no te preocupes más, todo va a salir bien. La vida se abre camino, nosotros estamos vivos, estamos vivos.
No importa si es de día o de noche, a un lado de la tierra o al otro, tampoco si es invierno o verano, que estemos separados por miles de kilómetros
Nuestra revolución ha empezado y eso ya nadie podrá pararlo no. La música no puede engañarnos, seremos protagonistas de nuestras vidas.
Tu y yo miramos en la misma dirección, así que no te preocupes más, todo va a salir bien. La vida se abre camino,nosotros estamos vivos, estamos vivos!
Y en la misma dirección, así que no te preocupes más, todo va a salir bien. La vida se abre camino, nosotros estamos vivos, estamos vivos! vivos... vivos... estamos vivos!

Monday, May 22, 2006

Mata De Arrayán

Friday, May 19, 2006

To France

Descubrí con espanto que nunca escribí sobre mis días en París. Sin embargo, tengo imágenes luminosas de la ciudad en mi cabeza, a las cuales puedo creer. El espacio, la sensación de amplitud, completo opuesto de la estrechez de Londres y herencia de una planificación visionaria de la ciudad; el recuerdo del olor a pasto por la mañana, a los pies de la Torre Eiffel; los Gin Blossoms en mi walkman, mis catedrales y capillas góticas y las estatuas de Saint Michel, el ángel con armadura que somete al dragón.

Crucé a Francia desde Inglaterra. Cuando chica leí en la revista Ercilla que estaban construyendo un túnel bajo el Canal de La Mancha por el cual pasaría un tren, que podría tomarse en el centro de Londres y dejarse París. El EuroStar.

Paris es todo lo que dicen que es. Clichés aparte, es imposible no pensar en recorrerlo de a dos, es inútil resistirse a la magia. También es cierto eso de que se hace algo familiar, no sólo porque Santiago clonó varios de sus edificios y paisajes, sino porque compartimos el mismo Metro. Lo que sí, para mi gusto, no todas las copias de edificios han sido acertadas. La iglesia de los Sacramentinos se basó en el Sacre Coeur con un resultado bastante aceptable. Pero no se puede decir lo mismo de la iglesia de torre gótica que se levanta muy cerca de la ribera norte del Mapocho. Me gustaba mucho de chica, hasta que descubrí que era de cemento. Y una iglesia gótica no puede ser de cemento.

Aunque los historiadores del arte se han peleado por un buen rato y los alemanes lo reclaman como original, todo parece indicar que la cuna del gótico es Francia. Antes de visitar las catedrales yo pensaba que eran oscuras. Principalmente porque casi a todas el tiempo las ha ennegrecido por fuera. Pero resulta que por dentro son blancas y a ratos parecen explotar de tanta luz que entra por las vidrieras de colores. Tienen algo medio fantasmagórico, están llenas de tumbas y huelen algo a moho. Pero uno no puede quedarse indiferente ante la maravilla que hicieron con la piedra quienes las construyeron. Una catedral es como un rompecabezas en 3D. Notre Dame comenzó a ser construída cerca del año 1100 y su construcción duró unos 200 años.

Se supone que el estilo gótico, con sus contrafuertes y arbotantes a la vista de desarrolló en parte como una respuesta práctica a la necesidad de sujetar los muros, cuya mayor parte son vidrieras y que además deben soportar el peso de la bóveda de piedra. Se decía que a una catedral, que se alzaría majestuosa hacia el cielo, debía entrar a raudales la luz de Dios, fragmentada en mil colores. Como para eso los muros debían ser extremadamente delgados, había que buscar una forma de que no se desplomaran con el peso de la bóveda. Así que decidieron poner elementos de sujeción y reparto del peso por fuera. Las primeras catedrales góticas tienen elementos externos más bien toscos, casi netamente utilitarios, pero a medida que los constructores fueron evolucionando, los contrafuertes y arbotantes se fueron transformando en obras de arte en sí mismos.

Algunos dicen que la arquitectura de Notre Dame está un poco desvirtuada, porque desde que se inició la construcción se le han agregado algunos elementos que no calzan del todo con el estilo originalmente proyectado. Hoy tiene una aguja y otras adiciones que los puristas y los esotéricos, sobre todo, detestan. Lo sepa uno o no, es una de las catedrales más hermosas del mundo. Además, eriza la piel pensar en todo lo que ha pasado ahí. Antes que se construyera la Catedral, ya había existido ahí un templo a Júpiter y luego una iglesia románica. Sobrevivió a todo tipo de saqueos, a la Revolución, y hasta se usó como bodega de forraje para animales. En Notre Dame se autocoronó Napoleón. Y bajo esa bóveda que uno no puede dejar de admirar, se casó Mary Queen Of Chance, que sí llegó a Francia.

Thursday, May 18, 2006

El Acto De Escribir

Leo, luego escribo. Respectivamente, desde que mi Mamá, estando yo con peste cristal a los 6, me regaló Papelucho y desde que descubrí sus poderes mágicos. De tanto leer, uno aprende a escribir bien. O al menos sin aberraciones sintácticas y ortográficas flagrantes. Y se pone algo exigente en cuanto a las destrezas comunicativas de la gente. Especialmente por escrito, donde ningún error pasa piola.

La primera vez que Sweet Bastard apareció con una carta me puse a tiritar. Ya estaba demasiado involucrada en el asunto como para querer verificar sus aptitudes. Algo así como hacerle el test sicológico a un buen empleado cuando ya está dentro. Hay cosas que es mejor no saber. El tipo nunca antes me había escrito nada y en ese momento estábamos terminados. Pero ahí lo tenía, con su mejor sonrisa y una carta en la mano. Pues resultó que Sweet Bastard no sólo tenía excelente ortografía sino que escribía bien. Se robaba letras de canciones, pero eso para mí era más que perdonable. También decía cosas algo chulas, pero justamente de eso se tratan las cartas de amor. Las canciones de amor también. Incluso las power ballads. Especialmente las power ballads, de hecho. ¿Y quién se resiste a ellas?

Esas cartas las perdí. Quedaron en casa de mi papá al irme. Pero hace unos meses, ordenando casettes encontré Big Ones. Cuando abrí la caja, reconocí inmediatamente la letra. Sí, señores, Sweet Bastard grababa casettes para sus chicas y se los dedicaba. Pero no me pareció chistoso ni ridículo. Lo que sentí fue pena. Me dio nostalgia. No una nostalgia de ex pololos ni de otros tiempos. Más bien una pequeña pataleta ante el hecho que el tiempo de escribir y recibir cartas como esas ya pasó. No porque hoy tecleamos en lugar de arrastrar el lápiz ni porque ya no compramos tinta para recargar nuestras lapiceras. Simplemente porque las cosas que nos escribió alguien a los 20 no las volveremos a leer. Porque lo que escribimos a los 20 ya no lo escribiremos. Y porque sabemos que así no más es.

Por cosas de la vida, varios de mis seres favoritos están en otra parte y me comunico con ellos por mail. Así que, en el fondo, sigo siendo un ser profundamente epistolar. Y lo disfruto increíblemente. A veces creo que hay algo de deformación profesional, por eso de que lo que no está por escrito no existe, pero en verdad no. Al final, creo que tomarse el tiempo de escribirle a otro es siempre un acto de amor en el sentido más amplio de la palabra. A lo C.S. Lewis, por decirlo de alguna manera. Al escribirle a otro siempre expresaremos sentimientos. De simpatía, de amistad, de compañía, de cariño, de admiración. Lo que uno escribe queda para siempre. Lo que uno lee queda para siempre. La otra noche pensé en todo esto. Pensé en las cartas que le escribí a JP y en las miles de líneas que he escrito en mi vida, merecidas o no por sus destinatarios. Me acordé de esa postal que Andrés me mandó desde Holanda. Y de la historia de Hipatia La Sabia en El Incendio de Alejandría.

Pero hoy casi nadie escribe cartas en papel. No desconozco que un mail cumple su objetivo en forma más que eficiente. Puede iluminar un día, puede ayudar a solucionar problemas, puede reconfortar, puede hacer reír y puede expresar atención, cariño o amor. Pero incluso al imprimirlo, si queremos tener una evidencia tangible de lo recibido, hay algo que falta. Siento que hay algo adicional en el “de puño y letra”. Es como si en cada carta quedara un pedacito de quien escribe. Ahora que lo pienso, creo que nunca más vi, o peor, no conozco la letra de mucha gente a mi alrededor. Y había un placer especial en reconocer la letra de quien escribía algo para uno. Por eso me parece que en estos tiempos de instantaneidad y "escasez de tiempo", deberíamos apreciar en toda su magnitud un mensaje escrito y no considerarlo una ridiculez o una muestra de incapacidad para ponerse al día con la tecnología. La Caro escribe cartas y francamente no sé en qué minuto lo hace. Eso es lo que me sorprende y me emociona y me hace sentir algo culpable. Tal vez, uno de estos días podría comprar tinta. Papel hay en la impresora.

Monday, May 15, 2006

Mujeres Que Corren Con Los Lobos

Este es el libro. Hace muchísimo tiempo lo encontré y me intrigó. Todavía me acerco a los libros por la sensación que me causan sus títulos o portadas. Es poco riguroso, pero siempre funcionó. Nuestro amigo Paco Interno no me dejó comprarlo. Dijo que probablemente se tratara de puras patrañas de vieja india de campo. Lo escuché. Pero le creí poco. Así que, como he hecho muchas veces, para hacerlo tonto esperé a que fuera el momento y el libro viniera a mí. Y vino, la semana pasada. Llevo 200 de las 800 páginas recién, pero en pocas palabras mías, se trata de la fuerza que mueve a las mujeres y de cómo desde que el mundo es mundo, esa fuerza incontenible ha tratado de ser reprimida o derechamente eliminada por agentes externos como la cultura o la religión y también por un agente interno que todas llevamos dentro. Me hace sentido ahora que Paco Interno haya intuido el peligro que este libro representaría. Porque el agente interno no es otro que él. Pero ahora no hay vuelta atrás. El libro es una recopilación de cuentos, mitos y leyendas sobre la verdadera naturaleza de las mujeres. Sobre todo de las inconformistas, las inquietas, las creativas, las desordenadas. Las que no terminan de calzar en ninguna parte. Ojo que no es un libro feminista. De hecho, su objetivo es rescatar el rol de las mujeres como transmisoras imprescindibles de esa naturaleza, de madres a hijas. Es anaturaleza que en algunos casos se ha ido perdiendo, justamente por el querer o tener que imitar a los hombres. Uno de los mayores dramas de la adolescencia femenina actual es que las niñas no quieren ser mujeres. Porque no saben cómo hacerlo. No creo que sea una casualidad. Entre las cosas que creímos que había que dejar atrás al madurar, estaba el transitar por la vida mirando todo desde la intuición y la magia. Y si nos hubiéramos equivocado?

Friday, May 12, 2006

Your Mother Should Know

Mi Mamá nunca fue especialmente cariñosa. Digo, de demostrar cariño en términos físicos. No cocinaba para la familia ni vivía en una nube; tenía un impresionante don de mando, por decirlo de alguna manera y hasta ahora más vale estar lejos de ella si pega un grito. Nunca consideré a mi Mamá como una amiga ni le conté nada de mí. Nunca la odié, ni tuve rollos madre-hija. Pero mientras la vida corría a su lado, no le hice mucho cariño ni le di las gracias. Al menos no en serio.

Hasta que fui Mamá. Sólo entonces, cuando celebré mi primer día de la Madre con una hijita de días entre mis brazos, comencé a entender de qué se trataba todo. Solamente cuando tuve que hacerme cargo de esa vida, que sin mí no duraba dos horas, cuando tuve que renunciar a tantas de las cosas que hubiera querido hacer, entre ellas salir arrancando de puro susto, fue que comencé a entender que sólo las madres hacen lo que hacen las madres. Ese año, cuando le escribí una tarjeta, se me escapó un torrente de emoción y agradecimiento tan grande que me llegué a desconocer. Y en medio de la danza de hormonas y gigasensibilidad post parto, me conecté con ella para siempre.

Mi Mamá no trabajaba cuando yo era chica. Cedió a las presiones para dejar la música y se quedó en la casa. Eran otros tiempos. Cuando yo tenía unos doce comenzó a trabajar en el colegio, así que siempre estuvo por ahí. Mi Papá es un hombre lleno de talentos. El dibujo, la música, una mirada sensible del mundo, esa capacidad para arreglarlo todo, su creatividad genial, aunque siempre al filo de la hora. Mi Mamá, con todos sus talentos jamás auto valorados ni menos asumidos, es, además, esfuerzo, orden y disciplina a toda prueba. Sabiduría instintiva, ingenio, soluciones instantáneas y perfección en todo lo que se propone hacer. Así que como intuía que los tres habíamos heredado al menos un pedazo del genio paterno, se adelantó a cualquier desastre: “Niñitos míos, el talento no basta”.

Una tarde de invierno, cuando yo tenía 17, me pidió que la acompañara a la casa de una amiga. La habían invitado a cantar y había decidido dar la batalla. Yo sabía lo que eso significaba y ahora sé que me invitó porque necesitaba apoyo. Y me eligió a mí. Fue un honor. Mi Mamá comenzó a renacer cuando volvió a cantar. Aunque le haya tomado diez años más partir.

Cosas como estas son las que el año pasado me hicieron escribirle para el Día de la Madre que ella era la responsable de haber hecho mis sueños realidad. Nunca le dije una verdad tan grande. Era justo y necesario. Mi Mamá, sin besos ni abrazos de película, sin muchas palabras, sin sermones ni golpes, sin jamás invadir, pero siempre presente a través de actos y ejemplos, nos entregó su manual de cómo ir por la vida logrando lo que uno se propone, sin importar lo difícil que sea. De cómo seguir adelante siempre y de cómo comenzar de nuevo una y otra vez y llegar a la vejez con una tremenda sonrisa, a pesar de todo. Sé que tuve actitudes de niña chica cuando se fue y cuando quiso comenzar de nuevo. Mi excusa era que la Mamá siempre es la Mamá. Pero eran puras trampas de la cabeza. Ahora, en cambio, me parece que se demoró demasiado en pensar en ella. Sin embargo está satisfecha y siente que hizo lo que tenía que hacer. Y yo no soy quién para juzgar sus opciones. Peor, sólo puedo decir que no le llego a los talones en su capacidad de sacrificio y generosidad. Una vez más la hizo perfecta. Y aunque a veces me enojo cuando ella tiene sus propios panoramas o no tiene tiempo para mis niños, debería recordar más seguido que por casi 30 años no tuvo un solo momento para ella. Y la verdad es que ya no le quedan tantos.

Thursday, May 11, 2006

La Maternal

Esto sí que fue entretenido. Por el día de la Madre fui invitada a dedicar una canción a mis cachorros y presentarla en la radio Concierto. Me puse por tanto a buscar una canción que tuviera significado. Pensé en Golden Slumbers, que puede ser una canción de cuna, que es exquisita y que la Magda conoce muy bien porque el Feli la toca en piano. Pensé en Hung Up, la primera canción que cantó Pedro o The Ballad Of Peter Pumpkinhead, que yo le cantaba de guagua. También pudo ser Un Año Más, la obsesión mecana de la Magda, y Give A Little Bit versión Goo Goo Dolls que Pedro pide repetir una y otra vez: “Ma Talla Mamá”, que significa más guitarra, Mamá. Pero no pude resistirme a Two Of Us. Porque es de los Beatles. Porque la versión es de mis favoritos Mann y Penn. Porque es una joyita finamente engastada. Y, por sobre todo, porque cada vez que nos subimos al auto para salir de la ciudad, ponemos el disco y nos vamos todos cantando Two Of Us.

Mientras escuchaba las buenísimas selecciones de otras mamás, pensé en que tiempo atrás una revista Cosas o Caras publicó una nota sobre “Melómanos”. Y no había UNA sola mujer. Como si el amor desordenado por la música, según la definición de la RAE, fuera privativo de los hombres. No soy feminista y me aprovecho con descaro de algunas ventajas del machismo, pero no sé por qué parece tan raro que una mujer tenga buen gusto para la música o que tenga una colección de discos. O que escuche un iPod que no pertenezca a su marido. Sí, me molesta que no hayan incluido en ese reportaje a una mujer melómana, porque las hay. Cosas del periodismo ABC 1, supongo.

No soy ciega ni alego por alegar. Estoy consciente de que me muevo preferentemente en un medio plagado de estereotipos, en que a veces es más importante parecer que ser y donde con frecuencia las mujeres desempeñan un rol más bien rígido y políticamente correcto. Corrección que se extiende al gusto musical. Recibir en casa con bossa nova o pop estilo Oreja de Van Gogh, admitir “placeres culpables” tipo Sin Bandera, escuchar a la Norah Jones y a Dido. Como mucho haber comprado el último de la Madonna, como para no renegar de la herencia ochentera. Hace un par de semanas conocí en un cumpleaños a una mamá, médico, que tiene un hijo y dos iPods. Que en el trabajo escucha de Vivaldi a Rammstein, como ella misma dijo. Y que no tenía cuatro ojos ni antenas. El dueño de casa quería lucirse con sus vinilos y nosotras dos fuimos sus únicas groupies en trance. En La Maternal, una mamá eligió Here Comes Your Man y contó que su hija la cantaba. Otra le dedicó a su hijo una de Nick Cave. Me gustó eso. Porque me hizo sentir menos fuera de órbita; el medio es poderoso y a veces me hace dudar de muchas cosas. Pero más que nada, porque si cierro los ojos, veo toda una camada de potenciales – si no ya actuales- melomanillos y melomanillas, que absorben y registran día tras día las buenas canciones de sus padres. Y las de sus madres. Yo sospecho que algunas cosas funcionarían mejor si más niñas escucharan buenas canciones cuando son chicas.

Tuesday, May 09, 2006

London Lady

Monday, May 08, 2006

London Calling

Cosas que no podría olvidar de Londres

1. El verde
2. Los cerezos en flor
3. El frío
4. Los precios
5. Que al cruzar la calle hay que mirar a la derecha
6. Que en los parques, en vez de quiltros, hay ardillas
7. Que por llevarme los discos, dejé mi pasaporte en Tower Records
8. La tumba de Newton en Westminster
9. El Royal Albert Hall
10. Los Picassos y Cézannes de verdad
11. Las espadas Samurai del Victoria & Albert Museum
12. Los calambres, gentileza de bototos Caterpillar
13. That we must always Mind The Gap
14. Disco 2000 en el albergue de Holland Park

Friday, May 05, 2006

The Sweetest Six

El 5 de Mayo de 2000 nació mi Maidi y yo me convertí en Mamá. Todo lo que una Mamá puede decirle a su primer hijo quedará siempre corto. No es que uno no quiera a los que siguen. De hecho es sorprendente como uno puede querer a cada uno con todo el amor del mundo. Pero es ella la que me arrastró a una nueva dimensión de la vida. Todo lo que podría decirle ya está dicho en una canción. Una sobre personas que cambian la vida para siempre. Esta es para mi Maidi.

You landed in my life like a new and brighter light that made all my past seem in the shadow. I always used to believe that beauty was skin deep, but I need a new world to describe you. And the time that it took to take down the wall was the time that it took for me to fall hopelessly weak. No one can take you away from me now, don’t worry if they take me away. No one can take you away from me now don’t matter how long we have to wait. The days before you came were really all the same, a greyness I used to call freedom. Endless nights out with the boys, the boasting and the noise, to think that I ever believed them. No one can take you away from me now, don’t worry if they take me away. No one can take me away from me now, don’t matter how long we have to wait. I don’t care what they think, you’re all I believe in. I carry you here and there’s something of you in everything that I love. No one can take you away from me now, don’t worry if they take me away. No one can take me away from me now, don’t matter how long we have to wait. No one can take you away from me now. Don’t worry if they take me away.

Wednesday, May 03, 2006

Leaves Are Falling

El fin de semana logramos ir a La Invernada. Como siempre que abajo hay un día horrible, frio y nublado, arriba no había ni una sola nube. La antesala de momentos perfectos. El otoño llegó al cajón; los álamos ya perdieron las hojas y todo verde tiende al amarillo. Menos los coigües.

Es curioso, pero desde hace un tiempo cuando llegamos al camino de tierra apago la radio. Al principio era porque el camino de tierra la hace saltar, pero ahora se ha convertido en una especie de ritual. Uno se convierte en un elemento más del campo, subiendo como un verdadero Gollum, curva tras curva hasta llegar a la montaña mágica. Para cuando llegamos arriba, los oídos están preparados. A uno siempre le venden eso del silencio del campo. Y el campo no es silencioso. No es estridente como la ciudad, pero tiene su soundtrack.

Fue impresionante registrar el sonido del otoño. Las hojas suenan al desprenderse de las ramas. Y a la más leve brisa, miles de hojitas de robles y raulíes caen al suelo, en una lluvia suave y crujiente. A veces se quedan planeando un buen rato por el cielo, otras quedan atrapadas en una telaraña invisible y parecen suspendidas eternamente en el aire.

El domingo almorzamos donde los Katz. Su cabañita está escondida en el bosque y mira a una quebrada. Ahí, mientras las hojas volaban cerro abajo, de un iPod salía el Unplugged de los 10,000 Maniacs. Todo tan simple. Un grupo de hombres y mujeres bajo los árboles, en torno al fuego, compartiendo carne y vino. Niños sucios jugando con palos, hojas y piedras. Fue atardeciendo y el sol puso todo más amarillo. La temperatura comenzó a bajar; fue la hora naranja en El Manzano y llegó el momento de partir. Los niños se durmieron en el viaje por el bosque oscuro, la luna estaba nueva. Y la radio, apagada.

Tuesday, May 02, 2006

Tuberculosis

Una vez leí en una revista de viajes sobre un parque holandés que abría un par de meses al año y donde se exponían las más exquisitas variedades de tulipanes y flores de bulbo del mundo. Nunca salió de mi cabeza la posibilidad de visitarlo. Así que cuando tuve que decidir por dónde empezaba la vuelta a Europa, no dudé en partir por Holanda, para llegar a Keukenhof cuando las flores estuvieran en el más escandaloso de los apogeos.

En el siglo XIV, las 32 hectáreas del actual parque eran parte de una estancia de propiedad de un castillo regido por la Condesa de Holanda, Jacoba Van Bieren. Ella la utilizó como un jardín dedicado al cultivo de hierbas y vegetales. Y se dice que la Condesa, en forma diaria y personalmente recogía los ingredientes frescos para su cocina. De ahí el nombre del parque, porque Keukenhof se traduce como “Jardín de Cocina”.

En 1840 los paisajistas Zocher & Son, que habían diseñado el Vondelpark de Ámsterdam, fueron comisionados para diseñar los jardines de Keukenhof en la estancia de Lisse, zona cercana a la actual ciudad universitaria de Leiden. Un siglo después, el entonces alcalde de Lisse junto a los diez más prominentes productores de bulbos, concibieron la idea de crear una exposición anual de flores al aire libre. Sus ojos se posaron inmediatamente en el parque Keukenhof. Actualmente son más de 90 los expositores y cada año se exhiben las mejores y más hermosas flores holandesas. Keukenhof es hoy una de las principales atracciones del país y uno de los lugares más fotografiados del mundo.

Lo terrible es que por más fotos que uno saque, no hay posibilidad alguna de que una cámara logre captar lo que el ojo está viendo. No hay cómo llevarse la realidad de lo que es ese parque, donde los tulipanes son de todos los colores y son gigantes. Pero no sólo hay tulipanes, sino también narcisos, jacintos y cientos de otras especies que terminan por hiperventilarle a uno la retina y saturar la capacidad de asombro.

Y el celo con que se cuida el parque es tan excepcional que cada día cientos de jardineros lo recorren entero, quitando toda flor que tenga el más mínimo asomo de decadencia. Las amontonan en una carretilla y las hacen desaparecer rápidamente. Obviamente yo me acerqué a una de estas carretillas para tomar un narciso y guardarlo de recuerdo. Y el jardinero casi me mató. No hay ninguna posibilidad de llevarse nada de Keukenhof. Ni una maldita florecita.