Monday, August 17, 2009

Shower The People

Hace un par de semanas salí al supermercado un rato mientras el Feli comenzaba a hacer un asado con los niños. Cuando llegué tenían puesto mi iPod y estaban escuchando el disco doble en vivo de James Taylor. Después de comer me senté en el pasto al sol a jugar con la Laura y mientras sonaba Shower The People, pensé que fue con ese disco y con el del concierto en Leningrado de Billy Joel que empezamos a conocernos y a ver si podíamos armar una vida juntos. Recuerdo que un día, en medio de esa sensación indescriptible del principio de una gran historia pensé que uno parte con las puras ganas. Recuerdo que se lo dije, mirando por la ventana del bow window, cuando no había edificios y se veía toda la cordillera rosada por la tarde, y el pacto fue jugársela.

El sábado pasado me llevé a mi manada a Algarrobo. Por la tarde salí a pasear a la Laura en su coche y camino a La Puntilla tuve que pasar entre unos surfistas gozadores que me miraba con cara de “dejemos pasar a la vieja con guagua, ojalá nunca nos suceda algo así”. Pero yo llevaba mi iPod puesto, lo cual es como llevar encima un escudo deflector de esos de Star Wars y además estaba en un estado de felicidad máxima de vagar por la orilla de la playa -mientras en Santiago llovía- mirando el mar gris revuelto y las nubes gordas deslizándose hacia la ciudad. Me senté frente al muelle que queda cerca de la Cofradía, mirando las olas que encrespaban el horizonte y vi pasar a la pareja que me había topado un rato antes. Me entretiene mirar a la gente e inventarles historias. Pero a estos no tuve nada que inventarles. Caminaban conversando y tomando cerveza y bajaron a las rocas. Que me lleve el demonio si lo que vi no fue un primer beso. No hay nada más evidente, fulgurante y romántico que un primer beso en la playa en invierno. Bueno, quizás uno bajo una cascada en una tarde de invierno, no muy lejos de ahí. I see you in the eyes of couples passing by, cantaba Better Than Ezra y yo flotaba entre las nubes gordas recordando mi último primer beso.

Adoro llevarme a mi manada fuera de Santiago. Salir de casa nos obliga a andar todos juntos todo el día, a preparar comida, a protegernos del frío, a colaborar, a resolver conflictos. El estar fuera de casa produce un efecto de grupo que se suele disipar entre las actividades de cada uno cuando estamos en Santiago. Me gusta cuando vamos a Algarrobo y al llegar la noche los niños se envuelven en sus colchitas que yo les hice, y se sientan frente al fuego. Leí el otro día que los seres humanos somos primates bípedos amorosos y que la emoción primaria del hombre es el amor, siendo la máxima expresión de ello la guagua humana: un ser que llega a un entorno amoroso, donde la confianza y el contacto físico y emocional con la mamá y la familia son lo que le permite desarrollarse y conservar la vida. Leí que en el principio, el ser humano como lo conocemos vivía en grupos pequeños, donde todos compartían labores, disfrutaban el estar y hacer cosas juntos y cuidaban a los niños. Y leí que muy probablemente lo humano como lo conocemos haya surgido en torno a una hembra. Tiene todo el sentido del mundo. Es la raja ser mujer.

Thursday, August 13, 2009

Dos Días En La Vida

"See Buy Fly, Amsterdam Airport" decía mi bolsa amarilla por fuera. Un día perdí toda esperanza de volver a ver lo que había dentro. Y otro día, ya hacia el final del proceso de vaciar el departamento de mi papá, apareció. Hubiera querido hacer un ritual para sumergirme en el tesoro. Mapas, folletos, mi ticket de KLM y mi Eurail Pass. Boletos de micro, de metro, del Eurostar. Postales, libros, flores secas, cartas que nunca mandé, faxes (si... faxes) que recibí. Cosas que escribí, siempre anotando las canciones que escuchaba en el momento. Billetes de monedas que ya no existen. Tantísima maravilla en seis idiomas. Pero hoy no tengo mucho tiempo para rituales. Asi que de a poco la he ido explorando. Hay una pequeña bolsa por cada país y oleadas de sensaciones. Una carta que escribí a la Caro la tarde que llegé a Venecia, sentada en la puerta del albergue, mirando el agua de color plateado que se movía con la brisa tibia. El día siguiente lo pasé capeando la lluvia, recorriendo calles centenarias, estrechas y mojadas, tomando café y conversando con el gringo más entretenido que alguna vez conocí. Compré postales de la Venecia que no vi y las puse en mi bolsa. Cerré los ojos y desperté en Austria.

Probablemente por el resto de mi vida la imagen de El Beso me va a seguir emocionando. Está por todos lados. Me pasa también con la Primera Sinfonía de Beethoven. Cada vez que veía a esos viajeros australianos con sus banderas cosidas en la mochila me acordaba de la Joanna. La Joanna fue mi roommate en Viena. Australiana, pelirroja, irónica y divertidísima, si no se me hubiera perdido la bolsa, estoy segura que habríamos seguido en contacto. Con la Joanna salimos a vagar por la ciudad y nos metimos a la catedral gótica de noche para escuchar un concierto de órgano que daba más miedo que la cresta. Fuimos a ver a la Filarmónica de Viena y luego caminamos y nos quedamos en un café muy bohemio conversando hasta la hora sin hora. Hicimos un tour por la Opera de Viena e hicimos esa cola interminable para ver El Beso. Nos despedimos muy temprano en la mañana, porque tomaba un bus rumbo a Budapest. Me acuerdo que me dio pena cuando se fue. No conocí a nadie más cool que ella en el resto del viaje y me pregunté mil veces qué habría sido de su vida. Y a veces, como dice la canción, no sabía si lo soñé o lo viví.

La web puede ser la peor pesadilla o la mayor maravilla. Fue evidente que la productora que hizo una película sobre música de Vivaldi tenía que era ella. Me respondió con la misma onda y la misma ironía con que enganchamos cuando nos encontramos en nuestra pieza del albergue. "I do remember our time together of course. The experience of seeing those Klimt works live for the first time is absolutely etched in my memory. And the Vienna Phil too wasn't it?! Amazing!!!!" Cosas como esta me emocionan. Y me hacen pensar. Pensar que es la pura verdad eso que he estado leyendo, de que las personas estamos hechas para conectarnos con otras personas. Que lo que nos hace humanos es el conversar. Que nuestras relaciones son conversaciones que tenemos con otros. Y que no hay muchas diferencias entre la gente de un lado y de otro cuando se trata de ciertas cosas. La música, la pintura, el arte en general, la belleza y esa necesidad imperiosa de expandir el horizonte y lanzar nuestra mirada siempre un poco más lejos. Más allá del más allá.