Magia Veneno
A veces pienso en las canciones como compañeros de un mismo curso. Otras veces las veo como granos de un racimo de uva. Son imágenes distintas para un mismo efecto: las canciones siempre me suenan ligadas a otras de su misma época. Debe ser porque por muchos años recolecté canciones que grababa de la radio, en casettes que más parecían diarios de vida, porque resumían dos meses de mis canciones favoritas. Existen todavía y son como un score. Por eso nunca puedo separar el sonido de tapa de Leche Nido cayéndose al suelo de Behind The Wheel, de la intro de Beds Are Burning, del piano inicial de Sunday Morning y del riff con que parte Suedehead. Por lo mismo, no puedo separarlas de imágenes como el Campus Oriente, la avenida Los Leones a la hora de almuerzo, los carteles del Si y el No y el jardín interminable de la casa de la Denise. Ahí es donde entra en mi mapa DM. Me acuerdo de cuando los CDs venían en cajas de cartón y Montes me regaló un montón y las pegué en la muralla. Ahí estaba la caja del 101, que fue el pasaje al DM pre-Music For The Masses, junto con esos casettes de los amigos artistas tenebrosos de la Jime y Speak & Spell, aporte de Chiquitín.
Montes me decía el otro día que DM lo lateó en algún momento; yo le decía que los perdí poco después de Violator. Vi-o-la-torrrr. Pocas veces la ansiedad de las expectativas fue calmada de manera tan contundente. Pocas veces una canción llegó tan a tiempo como Enjoy The Silence. La rosa fue una gran compañera en ese particular año de 1990 y para mí no hay otro disco mejor de DM, admitiendo que Playing The Angel le pisa los talones. Esto debe ser como no cachar nada, pero si hay algo que me gustó del concierto del Jueves fue lo rocker que suenan en vivo. La batería, las guitarras de Gore, descubrir que muchos de los ruidos inolvidables de Violator y de Playing The Angel son guitarras procesadas. Qué loco. Hace unos días encontré mi cuaderno de Penal I, donde por mucho tiempo estuvo atrapada la letra de Somebody, que la saqué yo, porque en los tiempos de piratear casettes acceder a letras era imposible. Escucharla en vivo fue emocionante de verdad. Hay muchas canciones de DM que están grabadas en mi memoria melómano-emocional. Hay otras que conocí tarde, aunque nunca demasiado. Eso pensé mientras escuchaba Home y pensaba sin parar. Porque siempre que la escucho pienso que quien la escribió tiene esa sensación horrorosa de tener a veces un pie en el cielo y el otro en el infierno.