Love Changes Everything
Fernández está empeñada en que de Lasa y yo viajemos a Barcelona. Promete y promete que podremos acceder sin restricciones a su iTunes si vamos a verla. Mientras tanto, se dedica a bombardearnos con letras, canciones y enlaces escogidos al noazar. Yo me acuerdo de la cara de espanto de Fernández este año nuevo, cuando vio a los niños González de Lasa cantando a Massiel y, sin poder silenciar a la sicóloga que lleva dentro, dictaminó que nada bueno podrá salir de ahí. Quienes cantábamos las pecadoras canciones de Pablo Abraira y Paloma San Basilio antes de los diez y tuvimos temprana exposición al Manuel Alejandro's Songbook, sabemos que tiene razón. Por eso, lo mejor de todo, lo que más me divierte, es haberme encontrado con que justo al otro lado de la muralla estaba de Lasa con la cabeza llena de mis mismas canciones y que, cuando se presentó como mi nueva vecina, se veía tan normal.
La semana pasada salimos ella y yo en auto con el CD que le mandó Fernández. Hay que ver, como decía mi nana, que la mujer sabe de canciones. Porque ojo, que no es lo mismo saber de música que saber de canciones. La melomanía matea no tiene chiste. El existencialismo melómano sí que sí. Es lo máximo sentir como uno se empieza a transformar y las letras comienzan a salirse de la boca como la hebra de un ovillo que se va desmadejando sin interrupciones y sin que palabra alguna pase por la cabeza. Es que, como siempre digo, en la vida hay canciones que nunca pueden olvidarse. Hace unos días entré a un mall en Providencia y estaba sonando algo que no había escuchado en muchos años: Love Changes Everything de Climie Fisher. A veces me parece como si las canciones (y las fotos) fueran lo único que nos puede confirmar que lo que hemos vivido y lo que hemos sentido fue real. Es posible que algo que ocurrió en silencio se nos olvide mucho antes que lo que sucedió en el tiempo que dura una canción. La oreja escucha, la cabeza recuerda. El cuerpo siente. Todo podría seguir así para siempre. Love changes everything. Love makes you fly. La vida es así y no es culpa de nadie. En The World In Six Songs, Daniel Levitin dice que las canciones de amor nos ayudan a articular nuestros sentimientos y a mirar nuestras emociones desde una perspectiva diferente. Que nos permiten sobrevivir. "They stick in our heads to remind us, as the emotions ebb and flow, of what we once felt. And above all, they raise the feelings to the level ... that helps us strive for them even when the going gets tough." Somos animales musicales. Queremos llevar lo que sentimos con nosotros, en la cartera o en la billetera. Es rico. Nos hace bien. Quizás algunos no lo piensan, quizás simplemente no recuerdan. Pero nosotros sí. En fin. Todo esto a pito de nada mucho. De la vida, del noazar, de una canción. Del olor y el color del Otoño en la ciudad. De un día que amanece soleado y con el cielo azulino y de pronto todo, absolutamente todo, se ve más lindo.