Sunday, June 17, 2007

Baby 81

Qué raro. Por lo general mis impresiones de discos nuevos coinciden con las revisiones que leo. Pero no últimamente. Vamos por parte. Primero, la Marisol García hace picadillo a Macca, por Memory Almost Full. Suelo coincidir con ella y más allá que le moleste la reunión de Soda y a mí no, no logro entender por qué MAF le parece tan malo. Y eso que a mí me gustó más que Chaos. Salvo, obviamente, por Jenny Wren e English Tea. Había escuchado MAF por pedazos y ayer el Feli me regaló el CD, con su cajita muy design. Le hemos dado varias pasadas y nos gustó. La Magda, excelente termómetro pop, raya con Dance Tonight. Lo mismo yo.

Segundo, me encuentro con el review para Baby 81 de AMG: dos escasas estrellas para mis queridos BRMC. Bah, yo creo que se fueron en volón, exceso de idolatría a Howl y mateísmo melomano.

Baby 81 tiene el sonido base Mary Chain, obvio y es definitivamente guitarrero. Cuestión de mirar la cubierta no más. Y no, no tiene la rareza cool de Howl, aunque hay huellas y nadie podría decir que hayan borrado de un plumazo ese sonido. Ahora, con todo lo cool que sonaba, para mí Howl nunca fue un disco de BRMC y francamente no quería que el próximo sonara así. Y eso que me gustó harto y lo tuve un buen rato en Invited Guest, el Playlist en que pongo el disco de turno. Pero algunas cosas es mejor no cambiarlas. Hay canciones que se parecen a algunas anteriores, sin estar a la altura; así como también hay un par que podría no estar. Yo no habría partido con Took Out A Loan. Pero no todo es autocopia, ni agotamiento creativo, como parece al leer AMG. Hay sonido nuevo. Window no se parece a nada anterior con ese piano. Am I Only tampoco suena como ninguna de los dos primeros discos. Y Not What You Wanted está harto rica, con una guitarra de guiño Coldplay. Mi favorita, All You Do Is Talk, parte con una melodía flotante tipo U2/Joshua Tree, pero luego desata la dosis guitarrera perfecta en el tempo adecuado para hacerla una de esas canciones para manejar por una carretera larga y en blanco y negro. En realidad, los discos de BRMC están hechos para ponerlos en el auto con el volumen muy fuerte y velocidad de crucero o calambre de tobillo.

En fin. Entre las cosas buenas de crecer, está el que ya no debemos dar explicaciones ni pedir permisos. A mí me gustó Baby 81. Que le tenga especial cariño a los BRMC por haberme despertado del black out musical de mi vida con Stop no me va a hacer encontrar bueno un disco malo. Y que me guste (y harto) un par de canciones de Coti no me puede haber arruinado tanto la oreja, digo yo.

Friday, June 01, 2007

Give Me Something I Can Cry About

En el universo de las bandas de la vida, hay de esas que a uno le tienen que gustar. No se puede ir por la vida así no más, diciendo que a uno no le gustan los Beatles, Queen o los Floyd, por ejemplo. También están las bandas nos llegan por alguien y uno las quiere y las recuerda de algún modo por quién las puso en nuestro mapa. Pero hay otras. Esas que amamos porque nos dieron right between the lungs, nos llamaron por nuestro nombre y nos dejaron sin habla en un momento especial de la vida. Y sentimos que nos pertenecen, porque fue algo sólo entre ellas y nosotros. Y las queremos porque decidimos seguirles la pista sin importar si le gustaban al resto o no. No recuerdo que a nadie a mi alrededor le haya parecido que Crowded House fuera algo tan especial. Pero a mi sí, definitivamente sí. Y ya sé que hablé de ellos hace un tiempo, pero entonces me refería al Crowded House de antes.

Me conmueve, me emociona, me da gusto y me da pena verlos otra vez on stage. Es que pienso en Farewell To The World y no puedo quitarme la imagen de Paul Hester llorando mientras tocaba la batería en el último concierto. Porque si uno mira el line up actual, es el único que no está. Quizás sean puras pajas mías. Tal vez sea que algunas cosas me dan pena y no lo puedo evitar. Quizás Hester no hubiera estado ni ahí o en una de esas los hubiera dejado botados a poco andar. Pero siento que al menos hubiera tenido la opción. Supongo que es como si Macca, Harrison y Ringo se hubieran juntado sin Lennon diez años después. Creo que podría haberme dado la misma sensación.

Pero la vida está para disfrutar. Me gustó Don’t Stop Now. Suena bien, es catchy, tiene buena letra y no es más de lo mismo. Es un dignísimo retorno. No podía ser de otra manera. Si Macca es Dios, Dylan es el Hijo y Finn el Espíritu Santo.