Thursday, November 30, 2006

All That You Can Leave Behind

Si usted va a contratar a un empleado, ¿cree que lo conocerá mejor con una entrevista personal o con una visita de quince minutos a su habitación? La pregunta apuntaba a intentar demostrar el poder de las primeras impresiones y cómo a partir de una cantidad limitada de datos significativos y asociaciones más bien automáticas podemos extraer conclusiones increíblemente acertadas. Los gringos hicieron el experimento con personas que entraron a los dormitorios de desconocidos y luego respondieron preguntas acerca de sus personalidades. Para comparar, hicieron las mismas preguntas a amigos cercanos de los durmientes. Cuento corto, las respuestas de los desconocidos coincidieron sorprendentemente con las de los amigos.

Sweet Bastard me había invitado a salir y pasamos por la casa de sus papás. Fue el día que conocí su colección de discos y la muralla de atrás de su cama. Estaba llena de posters, recortes, fotos, tarjetas y cachureos. Más allá de lo cool que se veía, esa muralla hablaba mejor que mil descripciones o referencias propias o ajenas. Me dijo que quien habitaba ese lugar se fijaba en las mismas cosas que yo. Mi primera impresión no fue errada. Un cuento diferente resultó descubrir a cachuchazo limpio que lo del alma gemela no es tan literal y que el asunto no va por la identidad, sino por la afinidad complementaria. Pienso en esto porque el Lunes almorcé con él. Cinco años sin vernos siquiera de lejos en la calle. Divertido, porque por mucho rato nos encontramos más de lo que queríamos. Aunque las disquerías eran suelo sagrado. Tres años sin hablar y yo seguía viviendo sin mi CD de Falco y con el suyo de Ratt. Contra todas mis expectativas, me encontré en la puerta de mi edificio con un JFC sin arrugas, con pelo, un par de canas pasando piola y ni un gramo más de peso que cuando lo conocí. For the record, esto último resultó ser tramposo, porque seis meses atrás, cuando su mujer lo dejó, pesaba diez kilos más. Puede sonar estúpido, pero como la cabeza siempre se queda con la mejor imagen de las personas, preferí no haberlo visto.

Para todos los que se preguntan en qué estuvo JFC durante los últimos años, me complace contarles que, por increíble que pueda ser, estuvo estudiando. Si hasta tiene un MBA y un par de diplomados. Una vez más no estaba equivocada. No era tonto, andaba de parranda. Por pura genética, de esos padres no podía salir un hijo tonto. O poco sensible. Se rió JFC cuando le dije que me gustaba lo que veía ahora, dado su prontuario. Pero no se rió cuando me dijo que tenía que ver con las cosas que había vivido y que se había propuesto recuperar todo el tiempo que había perdido, entre enfermedades ajenas y propias porque no quería que la vida se le fuera en un instante siendo un looser. Yo tampoco me rei. Más bien me estremecí.

Es imposible no querer a JFC. Sigue siendo el tipo amable, siempre dispuesto a ayudar y que casi nunca dice que no a nada. Uno se ríe con él. Seguro también sigue siendo el dulce cabrón que bien conocí, a veces mejor que él mismo. JFC era un maestro para esconder emociones; era escurridizo y orgulloso. Recuerdo muy bien cómo pedía ayuda a gritos con actos y la rechazaba con palabras. O peor, sin palabras. Siempre creí que tenía que ver con el miedo a causar lástima o a que la gente lo compadeciera. En todo caso, si bien eso era extremadamente doloroso para los que estábamos alrededor, en ese tiempo nada era tan serio ni tan terrible todavía. Porque quizás lo más impactante de hablar con JFC hoy es ver cómo cambió su visión de las cosas entre el tiempo que estuvimos juntos y el ahora. Es mucho más que años. Tiene el corazón roto y el alma abollada, pero ahí sigue. Uno se siente un gusano al oírlo hablar de armarse la mejor vida posible y hacerlo dejando atrás limitaciones que desarmarían a cualquiera. Cuando era chica creía que las personas tenían derecho a atribuir sus penurias con simpleza a la mala suerte. Ahora creo que no, porque lo que nos pasa es producto de nuestros actos y omisiones, finalmente, de nuestras decisiones. Aunque hay dos excepciones: las enfermedades y las muertes. Esas son cosas que llegan y no hay elección ni ruta alternativa. JFC dice que puede haberse obsesionado con recuperar el tiempo perdido o haber guateado en su rol de marido. Quizás tenga razón. Pero todos sabíamos que no iba a ser fácil de ninguna manera. Mientras caminábamos de vuelta, hablando de canciones que escuchábamos en nuestros tiempos, pensaba que me gustó que me hubiera invitado a almorzar. Mi abuela decía que podía perdonar, aunque no olvidar. Yo digo lo mismo.

Monday, November 27, 2006

Rock'n Roll Dreams Come Through



















You can't run away forever
But there's nothing wrong with getting a good head start
You want to shut out the night, you want to shut down the sun
You want to shut away the pieces of a broken heart

Think of how we'd lay down together
We'd be listening to the radio so loud and so strong
Every golden nugget coming like a gift of the gods
Someone must have blessed us when he gave us those songs


I treasure your love,
I never want to lose it
You've been through the fires of hell
And I know you've got the ashes to prove it
I treasure your love,
I want to show you how to use it
You've been through a lot of pain in the dirt
And I know you've got the scars to prove it

Remember everything that I told you,
And I'm telling you again that it's true
When you're alone and afraid,
And you're completely amazed
To find there's nothing anybody can do
Keep on believing, and you'll discover baby


There's always something magic,
There's always something new
And when you really really need it the most
That's when rock and roll dreams come through

I treasure your love,
I never want to lose it
You've been through the fires of hell
And I know you've got the ashes to prove it
I treasure your love,
I want to show you how to use it
You've been through a lot of pain in the dirt
And I know you've got the scars to prove

Remember everything that I told you,
And I'm telling you again that it's true
You're never alone cause you can put on the phones
And let the drummer tell your heart what todo
Keep on believing, and you'll discover baby

The beat is yours forever,
The beat is always new
And when you really really need it the most
That's when rock and roll dreams come through for you

Friday, November 24, 2006

Sesame Road

Soy fan de 31 Minutos desde el instante que vi a Calcetín Con Rombos Man, en la primera temporada. Lo adoro. Pero antes, estuvo Plaza Sésamo. En los 70 aquí se veía la versión mexicana, con un Abelardo verde en lugar de Big Bird y un pájaro mal genio, Paco, en vez de Oscar. Yo me devoraba Plaza Sésamo, sus palabras del día, como “Basura” o “Cerca-lejos-arriba-abajo” y las canciones que todavía usamos para hablar con la Jime, como “una de estas cosas no es como las otras, es diferente a todas las demás” o “de saber que venías te tendría un pastel”. Volví a Plaza Sésamo cuando nació la Magda. Discovery Kids tiene una versión latina, con ocasionales guiños, como una marioneta color calabaza y de dientes muy grandes, llamada Luis Fidel. Los videos y CD de canciones para niños son buenísimos. Hay una versión de Elmo para Drive My Car de los Beatles muy divertida. Pero lo mejor es este CD, que acabo de encontrar: Sesame Road.

Partiendo por la carátula, Sesame Road es un disco entretenido. Las canciones son originales, pero muchas están inspiradas o tienen guiños a canciones famosas. En la misma línea de 31 Minutos, los intérpretes tienen nombres hechos con juegos de palabras u “homenajes” pop. Como por ejemplo, Billy Idle, que canta Rebel L. El disco parte con Letter B y termina con Hey Food, ambas de obvia fuente. Otra se llama Wet Or Dry y tiene algo a Black Or White de Michael Jackson. Mi favorita de todas es With A Little Yelp From My Friends, una canción sobre un perrito que olvida dónde enterró su hueso y sus amigos lo ayudan a buscarlo. Y el perrito se llama Moe Cocker.

Wednesday, November 22, 2006

Radio Gaga

Como dicen los gringos, toda historia tiene dos lados. Gracias a la Internet, mi vida laboral es hoy bastante más miserable de lo que era cuando comencé a trabajar. Al menos podía dejar pasar un par de días sin responder un fax y no tenía que dejar un "out of office reply" hasta para ir al baño. Ni responder por mail que iba a responder en otro mail. Pero es la misma Internet la que rebajó mis niveles de ansiedad y sicopatía musical y me ha hecho un ser más feliz.

La primera vez que oí hablar de las College Radios fue cuando me puse a rastrear lo que había hecho REM antes de The One I Love, en los tiempos de Green. Ahí descubrí que las universidades gringas tenían radios ideadas, programadas y operadas por los estudiantes o por miembros de la comunidad universitaria. Y sí, me dio envidia. Las College Radios o Campus Radios tienen la gracia de ser casi cien por ciento libres. Eso les permite tener formatos más innovadores y creativos que la radio-negocio, por llamarla de alguna forma. Como su rango de programación puede ser amplísimo y muchas de ellas optan deliberadamente por el underground, este tipo de radio ha sido asociado a las tendencias musicales emergentes. De hecho, fue clave para la explosión del rock gringo noventero en todas sus formas.

Creo que lo más parecido que he visto aquí fue la Radio Universidad de Chile, que a principios de los noventa, en medio de su selección más bien clásica, tenía un programa escondido, con un nombre terrible, algo así como "Música Marginal Inglesa". Y la música marginal inglesa no era otra cosa que lo que poco después conocimos como “música alternativa”. Seguro poca gente lo escuchaba, seguro menos gente lo recuerda, pero es el lugar donde por primera vez oí hablar de Manchester y donde tocaron shoegaze antes que en la Futuro de la Inmensa Minoría. Era un lujo.

Es divertido pero a pesar de que hoy día casi no hay restricciones para conseguir la música, hay algo que me sigue fascinando de la radio. Mientras mi iPod tiene todas mis canciones favoritas de la vida yo sigo poniendo la radio y sigo esperando que suene una canción nueva que me cambie la vida para siempre. En mi paso relámpago por Seattle no dejé de comer radio. Y me aprovisioné de unos buenos links de estaciones que tienen streaming por Internet. Hay una que toca Jazz 24 horas al día, jazz de todos los tipos y que con todo respeto le vuela el trasero a la radio que tenía Santis, que de hecho me gustaba. Hay otra que toca sólo rock, en un estilo parecido a la actual Futuro, pero con mejores arañazos metaleros. Pero mi favorita de todas es la radio asociada a la Universidad de Washington y que por estos días me tiene alucinando. Tiene una programación extraordinaria, un eclecticismo con toques bien sofisti y para colmo, las mejores bandas que uno conoce y que no conoce, tocan en vivo cada semana en sus estudios. Da rabia, pero se puede escuchar por iTunes. Para refrescar la oreja sin comerciales y sin latas. Es la radio que uno soñó en sus Wildest Dreams. Only one click away.

Monday, November 20, 2006

Vital Signs

Horas más, horas menos, hoy hace una semana que me vine de tu casa. Y he pensado en lo que me dijiste en el chateo del aeropuerto de Portland, eso de que te preocupa estar a la altura profesionalmente sin convertirte en un tipo chato y muerto o algo así, no recuerdo bien cómo lo dijiste. Pero me quedé pensando en eso y en que cuando me subí al tren camino a la casa de la Caro me dieron ganas de llorar. Fue una mezcla de cosas, pero cuando te vi caminar de vuelta al auto, sin querer fui tan atrás como el día que te fueron a buscar a la clínica, cuando naciste y yo me disfracé de enfermera y me quedé al lado de tu cuna. No sé por qué se me vino a la cabeza esa imagen. Quizás porque por muchos años nos sacábamos los ojos y no se notaba mucho que sí te quería. En mi defensa puedo decir que a tí tampoco se te notaba que me querías. Pero nos reivindicamos cuando empezamos a juntarnos a almorzar en el centro, cuando estabas en la U. Pensé también en el día que fui a verte a tu examen de grado, cuando entre todos te ayudamos a terminar tu famosa maqueta, ese volón con que te abriste las puertas del mundo. Y pensé que luego nos anduvimos perdiendo. Me casé, tuve a la Magda, te fuiste a Paris, después a Seattle y en los últimos años hablamos poco. Pensé que debimos haber hablado mucho más. Sobre todo el año pasado. Sentí que debí haber estado más cerca.

Pero creo que no era tarde. Cuando llegué donde la Caro le conté lo bien que lo pasamos, como recorrimos la ciudad tomando café y cerveza. Le conté que tocamos guitarra y de tu batería "de verdad" y de la canción que me hiciste escuchar con los ojos cerrados. La escuché en Portland y todavía no lo creo. Me dio risa ver que nos entretenemos con las mismas cosas. Y me gustó ver cómo no has perdido nada de tu sensibilidad y que, mejor, ahora es mucho más perceptible. Eso que dijiste cuando cruzamos el lago Washington, de que en un día de sol cruzar el lago te emociona; me hace feliz que hables así ahora que pasaste los 30 y tienes una hija. A los 18, cuando no me prestabas tus discos, no creí que un día veríamos tantas cosas de una manera parecida. Me gustó conversar contigo. En realidad, me gustaron hartas cosas. Me gustó conocer el lugar donde trabajas y quedarme en tu guarida. Me gustó tomar desayuno contigo, el café y el pan que comimos. Me gustó la biblioteca con ese perturbador pasillo rojo de Star Trek. Me gustó el mercado y el tour freak. Me gustaron los bares a que fuimos y adoré caminar de noche bajo la lluvia. Me gustó incluso escuchar el mismo CD por horas y horas en el auto. Pero de verdad, lo que más me gustó y me conmovió fue verte funcionar en la vida que elegiste, con todo lo que eso ha significado. Siempre he creído que eres de esas personas que logran lo que quieren porque hacen que las cosas les pasen.

Ahora que estoy de vuelta, creo más en lo que te dije la ultima noche, de la suerte que tenemos de conectar, considerando que hay gente para quienes sus hermanos son unos totales extraños. Por tu parte, puedes estar seguro de que nunca vas a ser un tipo chato ni muerto. Primero, porque tu vida transcurre en un mundo en que para ser bueno, tienes que estar completamente vivo. Segundo porque, para bien y para mal, no está en tu ADN. Créeme. Y tercero, porque el día que te vea apagado, voy a ser la primera en avisarte. Son muchas las cosas que me traigo de vuelta de mi viaje a Seattle. Las fotos de una ciudad hermosa y especial en tantas formas. Las imágenes y los recuerdos de una experiencia única e irrepetible. Pero lo mejor de todo es sentir que me traje a mi hermano de vuelta. Reloaded.

Thursday, November 09, 2006

Sleepless in Miami

Es muy tarde. Tarde de verdad. Estoy en Miami, dos horas por delante de Satiago. Toda mi gente duerme. Yo no debiera bloggear y por eso lo hago. Tengo vino en la sangre y estoy sola en esta habitación, en el piso 14, mirando la bahia iluminada. Hay un viento tibio. No tengo mucha inspiración, porque tengo el cerebro reventado. Media hora es todo lo que tuve de tiempo libre y no mejorará. Esto sí que es ocupar las neuronas y nadar en aguas profundas. El amor propio llega a sufrir. Y a propósito de amor propio, caí en cuenta que pasó un año desde que comencé con mi blog. Y que como igual que Piglet, adoro las festividades este seudo hijo, que eso es al fin y al cabo, merece su pastel de cumpleaños.

Escribir estuvo siempre. Por muchos años todas esas ideas que me daban vuelta en la cabeza salieron en mis diarios. Pero un día pensé que ya había sido bastante y que ya no tenía sentido escribir, porque las cosas que me animaban a hacerlo habían cambiado o desaparecido.
C.P. Estés dice que la creatividad puede tomar miles de formas y que cambia instante a instante, pero la define y creo que muy bien, como la capacidad de reaccionar a todo lo que nos rodea, de elegir entre los cientos de posibilidades de pensamiento, sentimiento, acción y reacción que surgen en nuestro interior y reunirlo todo en una singular respuesta, expresión o mensaje que posee impulso, pasión y significado. Crear viene del latín creare, producir vida donde antes no había nada. A mi lo que me gusta es relacionar cosas y mirarlas desde puntos de vista que otros no han considerado. Y eso para mi es crear y me gusta hacerlo y siempre me gustó y extrañé hacerlo. Fue quizás cuando me encontré con que estaba creciendo y envejeciendo sin las cosas que me gustaban que volví a escribir. Igual como un día volví a escuchar mis canciones de la vida. De hecho, lo segundo llevó, estoy segura, a lo primero.

Tengo pocos lectores, pero todos me quieren y yo a ellos. Son la gente con que me interesa compartir las cosas que pienso y que siento. Y de verdad cada uno me honra con su lectura y con sus comentarios. Me hace feliz escucharles que un post los ha emocionado, que los ha reconfortado, que los ha hecho recordar, o en definitiva, que los ha hecho pensar. Estés dice que no sabe cuántos amigos necesita uno tener, pero que cree que por lo menos uno o dos que nos digan que lo que hacemos es bueno y nos alaben nuestras creaciones. Los amigos, incluidos los hermanos-amigos, que nos quieren y -como dice ella misma- contemplan calurosamente nuestra vida creativa son los mejores soles del mundo. Ellos la alimentan, la cuidan y la conservan. Y con eso, nos mantienen vivos.