Por Calles Al Azar
Sucedió hace unos días, iba manejando, ahora me acuerdo dónde: el turno de Pedro. Significa que era un Martes y que era la hora de almuerzo. En la radio comenzó la canción esa de Los Enanitos Verdes, la de "te acordás del Flaco Spinetta". Me quedé, por un lado, con los ojos todos llorosos (y no es broma) y por el otro, pensando que nunca la tuve y que jamás había sabido siquiera cómo se llamaba. Eso lo remediamos rápidamente. A la semana siguiente, estacionándome frente al colegio de Pedro otra vez, Los Enanitos Verdes, otra vez: "si no encontrás aquella melodía que te hacía lloraaaaaar....". Esa tampoco la tenía. En realidad sólo llegué a tener Tus Viejas Cartas, que venía, creo, en ese casette que el Tan se trajo de Mendoza cuando fuimos a jugar hockey los tres. Está bien, Los Enanitos Verdes pueden no haber sido la banda argentina favorita de nadie, yo amo a Cerati más que a Charly y a Fito mucho más que a Los Enanos Verdes y GIT (¿alguna hablé de esa comida de Deloitte amenizada por Juan Antonio Labra y Willy Iturri?), pero perdón, sus lentos son obras maestras. "Y ayer, quizás pensando en tu foto, por la calle te encontré andando, qué poco ha cambiado nuestra onda, sólo cambiaron un poco nuestros cuerpos..." Uf. Pienso en esto luego de haber bajado de Taringa.net (gracias, Becker) una carpeta llena de todas esas canciones e ir caminando por Providencia escuchándolas, debajo de un sol delicioso y mirando las hojas pasar del amarillo al rojo y al café, como en Beautiful. Me río al escuchar "todas las hojas son del viento". Uno, porque hay hojas por todos lados y dos, por mi ignorancia, cuando en ese viaje a Bariloche, Pobre Pibe, que de pobre no tenía nada, puso la canción y vine recién a darme cuenta que se trataba de una canción metida dentro de otra. Como una de Alberto Plaza, que habla de Summer Breeze y Starman. Un día haré una canción con otra adentro yo también. Camino de vuelta a la oficina, pienso que es Viernes, y que todo es como en la canción: "cae el sol y aún sigo soñando, cae el sol y no te puedo encontrar, anduve caminando por calles al azar" y me acuerdo de Quinn, el de La Ciudad de Cristal, que estoy leyendo, el que dejaba su cuerpo caminar y llevarlo por la ciudad. Es una de las maravillas de caminar con música en los oídos. Se me viene a la cabeza que este Martes, mientras repartía a los cinco críos del turno, que ya parece chiste, tocaron Puente, adorable Puente... y que debo conseguirla. Y me acuerdo recién que anoche, muy tarde, porque no podía dormir, bajé Amor Amarillo. Pasan Pulsar, Cabeza de Medusa, Av. Alcorta, con esa intro que se parece a Voy en Un Coche, Ahora Es Nunca. Uf, de nuevo. Me pongo a pensar que pasé años sin escucharlo, muchos, hasta el día antes de mi cumpleaños. Y que ahora, en cambio, lo llevo para que me lleve. A Merced.